El huracán Melissa y la devastación lenta en Cuba: crisis, resiliencia y desencuentros

El huracán Melissa y la devastación lenta en Cuba: crisis, resiliencia y desencuentros
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-23
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- Huracán Melissa golpea con fuerza histórica al oriente cubano.

- Más de 3,5 millones de afectados y 735 mil evacuados en medio de crisis estructurales.

- Diferencias entre gobierno, sociedad civil y comunidad internacional marcan la reconstrucción.

El paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba a fines de octubre de 2025 dejó una estela de destrucción que trasciende la emergencia climática para revelar las múltiples capas de una crisis social, económica y política que atraviesa la isla. A más de tres semanas del evento, la reconstrucción apenas comienza y las heridas visibles se mezclan con las invisibles, en un escenario que desafía la resiliencia de sus habitantes y pone en tensión las narrativas oficiales y las voces ciudadanas.

El huracán que nadie olvidará

Melissa tocó tierra en Cuba en la madrugada del 29 de octubre, como huracán categoría 4, con vientos sostenidos superiores a 200 km/h. Más de 3,5 millones de personas se vieron afectadas, con 90.000 viviendas dañadas o destruidas y cerca de 100.000 hectáreas de cultivos arrasadas, según datos de Naciones Unidas. La cifra de evacuados superó los 735.000, un operativo masivo que, junto con la experiencia acumulada en temporadas anteriores, evitó víctimas fatales en la isla, a diferencia de otras islas caribeñas como Haití y Jamaica, donde Melissa causó decenas de muertos.

Sin embargo, el desastre no se limita a las pérdidas materiales. “Lo que sucedió aquí fue criminal”, denuncia Yunior, ingeniero agrónomo y residente de la comunidad Grito de Yara, al referirse a las inundaciones que mezclaron aguas de ríos desbordados con aguas servidas, producto de un mantenimiento deficiente y la precariedad estructural. Esta mezcla no solo agrava el impacto sanitario sino que evidencia la fragilidad institucional y la falta de inversión en infraestructura básica.

Voces en el epicentro: entre la desesperanza y la solidaridad

En localidades como Cauto el Paso o Grito de Yara, el regreso a las casas es un retorno a la incertidumbre. Familias que lo perdieron todo enfrentan la reconstrucción con recursos mínimos, en medio de una crisis económica que ya hacía difícil la vida cotidiana. “No nos dijeron nada sobre inundaciones, sino uno hubiera subido las cosas para lugares altos”, reprocha Elisa Batista, bibliotecaria local, reflejando una comunicación oficial insuficiente o tardía.

La escasez de agua potable, alimentos, medicinas y electricidad —con cortes que superan las 12 horas diarias— endurece la situación. La población recurre a métodos tradicionales, como cortar leña para cocinar, ante el alto costo y la escasez de carbón. La migración interna y externa se perfila como una respuesta, con jóvenes como Yunior contemplando la posibilidad de abandonar la región en busca de mejores condiciones.

No obstante, la solidaridad también emerge como un hilo conductor. Iniciativas como la caravana "Río Cauto en nuestras manos", que reunió a sociedad civil, donantes internacionales y empresas privadas cubanas, han llevado ayuda directa a las comunidades más vulnerables. Este gesto, aunque limitado en alcance, representa un contrapunto a la sensación de abandono y un reconocimiento de la agencia ciudadana.

El gobierno y la ayuda internacional: tensiones y limitaciones

El gobierno cubano desplegó un operativo masivo de evacuación y movilización de recursos, con apoyo de Naciones Unidas y organismos multilaterales que han canalizado fondos, insumos y asistencia técnica para la recuperación. Sin embargo, la magnitud del desastre ha desbordado las capacidades locales y la ayuda externa enfrenta limitaciones derivadas del embargo económico impuesto por Estados Unidos, que a pesar de ofrecer ayuda humanitaria, mantiene restricciones que dificultan la llegada y distribución efectiva de recursos.

Además, persisten tensiones políticas internas y externas. El control estatal sobre la información y la asistencia, junto con la falta de transparencia en algunos procesos, generan desconfianza en sectores de la población y limitan la participación comunitaria en la toma de decisiones post-desastre.

Reflexiones finales: entre la catástrofe y la oportunidad

A más de 20 días del paso de Melissa, el oriente cubano enfrenta una realidad compleja: la emergencia climática expone y agrava problemas estructurales preexistentes. La recuperación no solo depende de la reparación de viviendas o la reposición de cultivos, sino de un abordaje integral que considere la crisis socioeconómica, la gobernanza, y el fortalecimiento de capacidades locales.

El huracán Melissa es, en este sentido, una tragedia colectiva que desnuda las vulnerabilidades y las fortalezas de Cuba. Mientras algunos ven en la reconstrucción una oportunidad para repensar modelos y políticas, otros temen que la recuperación sea insuficiente y que la migración se intensifique, vaciando aún más estas comunidades.

Para comprender plenamente esta historia, es necesario escuchar todas las voces: las de los habitantes que sufren y resisten, las de las autoridades que gestionan y las de las organizaciones internacionales que intentan ayudar. Solo así se podrá construir un relato que no oculte las tensiones ni las esperanzas, y que contribuya a una reconstrucción justa y sostenible.

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Fuentes: Reportajes y análisis de EL PAÍS, Cooperativa.cl, Naciones Unidas, entrevistas a habitantes de Granma y Santiago de Cuba, declaraciones oficiales cubanas y organismos multilaterales.