El programa económico de Jeannette Jara: un pulso entre equidad y crecimiento con el sello del Partido Comunista

El programa económico de Jeannette Jara: un pulso entre equidad y crecimiento con el sello del Partido Comunista
Actualidad
Política
2025-11-23
Fuentes
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- Debate intenso sobre el alza del salario mínimo y el impuesto a la riqueza.

- Tensiones internas en la izquierda entre posiciones moderadas y marxistas.

- Desafíos prácticos para la economía y el empleo en un Chile que busca estabilidad.

En un escenario político que parecía estabilizarse tras las elecciones primarias de julio, el programa económico de Jeannette Jara, candidata presidencial del Partido Comunista (PC), ha emergido como un campo de batalla donde se enfrentan visiones contrapuestas sobre el futuro de Chile. El 29 de junio de 2025, Jara obtuvo un contundente 60% de los votos en las primarias de la izquierda, superando ampliamente a Carolina Tohá (PPD) y Gonzalo Winter (Frente Amplio), consolidando así una candidatura que ha traído al centro del debate propuestas económicas con un fuerte énfasis en la equidad y la demanda interna.

El arquitecto detrás del plan

Fernando Carmona, economista y jefe programático de Jara, es la mente que ha diseñado este programa. Hijo del histórico líder comunista Lautaro Carmona y asesor cercano en gobiernos de izquierda, Carmona ha trazado un camino que busca fortalecer la demanda interna, gravar la riqueza y elevar el salario mínimo, medida que denomina "salario vital". "El programa aprovecha las fuerzas que dejó abiertas este Gobierno para seguir empujando cambios, pero dentro de marcos más reducidos", explicó Carmona a medios nacionales tras la primaria.

Este enfoque se inspira en la idea de que solo una mejor distribución de la riqueza puede acelerar el crecimiento económico, una tesis que Carmona atribuye a organismos internacionales como el Banco Mundial y la OIT. Sin embargo, esta visión no ha estado exenta de críticas.

Voces enfrentadas: ¿equidad o riesgo para el empleo?

Desde la izquierda moderada, representada por Carolina Tohá, se ha cuestionado la viabilidad de estas "recetas al estilo kirchnerista", advirtiendo sobre posibles efectos contraproducentes para la economía chilena. Economistas liberales y algunos expertos en empleo han señalado que el aumento abrupto del salario mínimo podría traducirse en una reducción de puestos de trabajo, afectando especialmente a las pequeñas y medianas empresas.

David Bravo, director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, advirtió: "Subir el salario suena bien, pero en la práctica ese aumento de costos se traduce en pérdidas de empleos. Estas propuestas son una receta para el estancamiento laboral".

Por su parte, Carmona defiende un diseño gradual, con incrementos escalonados en el salario mínimo durante el período presidencial, buscando que la economía pueda absorber el impacto y que los subsidios a las pymes sean limitados. Esta estrategia, dice, no es inédita y ha sido aplicada en gobiernos anteriores.

La izquierda en tensión: entre el marxismo y la pragmática

La candidatura de Jara también ha reavivado las tensiones internas en la izquierda chilena. El Partido Comunista, con una doctrina marxista-leninista aún vigente y una historia de apoyo a regímenes autoritarios en América Latina, ha moderado parcialmente su discurso durante la campaña, intentando distanciarse de posturas más dogmáticas para ampliar su base electoral.

"Una candidata y un jefe de programa del Partido Comunista es muy poco inclusivo. Si queremos ganar, tenemos que ajustarnos a la estrategia", reconoció Carmona, quien anunció que dejaría su cargo tras los resultados para facilitar la unidad.

Mientras tanto, sectores del Frente Amplio y Socialismo Democrático mantienen sus críticas, buscando un equilibrio entre transformación social y estabilidad económica.

Consecuencias visibles y desafíos futuros

A meses de la elección presidencial de noviembre, el programa económico de Jara ha puesto en evidencia las complejidades de gobernar desde la izquierda en un Chile que aún arrastra heridas sociales y económicas profundas. El debate sobre el salario mínimo y la demanda interna no solo revela diferencias técnicas, sino también ideológicas y estratégicas que definirán la capacidad de la izquierda para articular un proyecto viable y plural.

El compromiso de construir 360.000 viviendas y un tren al norte, junto con la promesa de un salario vital de 750.000 pesos, son apuestas ambiciosas que deberán enfrentar la realidad fiscal y la resistencia política.

El pulso entre equidad y crecimiento, entre pragmatismo y dogma, se juega en este programa. Más allá de la retórica, el futuro de Chile dependerá de cómo estas tensiones se traduzcan en políticas concretas y en la capacidad de diálogo entre los distintos actores políticos y sociales.

En definitiva, la candidatura de Jeannette Jara y su programa económico son el reflejo de una izquierda que busca renovarse, pero que aún debe resolver sus contradicciones internas y afrontar los retos de un país en busca de estabilidad y justicia social.