La adhesión de Chile a BRICS: ¿alianza estratégica o riesgo para la coherencia internacional?

La adhesión de Chile a BRICS: ¿alianza estratégica o riesgo para la coherencia internacional?
Actualidad
Política
2025-11-23
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- Contradicciones diplomáticas entre el discurso oficial y las alianzas internacionales.

- Tensiones internas entre sectores políticos y sociales sobre el rumbo exterior.

- Impacto geopolítico en la posición histórica de Chile en el mundo.

El pasado julio de 2025, Chile dio un paso inesperado al anunciar su incorporación formal a BRICS, el bloque emergente compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este movimiento, celebrado en la cumbre de Johannesburgo, ha generado un debate que va más allá de la simple adhesión económica o diplomática.

Desde entonces, la historia ha evolucionado con múltiples aristas que merecen una mirada pausada y crítica. Por un lado, el gobierno encabezado por el Presidente Boric ha defendido la decisión como una oportunidad para diversificar las alianzas comerciales y políticas, buscando un espacio en un mundo multipolar que se aleja del tradicional dominio occidental. “Chile debe posicionarse en todos los escenarios posibles para resguardar sus intereses”, afirmó un vocero oficial en agosto de este año.

Sin embargo, esta narrativa choca frontalmente con voces críticas que advierten sobre riesgos significativos. Sectores conservadores y liberales han señalado que la adhesión a BRICS implica una contradicción con la postura histórica chilena de defensa de la democracia y los derechos humanos, especialmente frente a la presencia de regímenes autocráticos dentro del grupo, como Rusia y China. “No podemos sacrificar nuestros principios por una agenda que no hemos definido con claridad”, expresó una diputada opositora en septiembre.

En el plano social, la adhesión ha provocado reacciones encontradas. Movimientos sociales y organizaciones de derechos humanos han alertado que la maniobra podría debilitar la presión internacional sobre abusos en la región, mientras que algunos sectores empresariales ven en BRICS una vía para abrir nuevos mercados y atraer inversiones.

Geopolíticamente, Chile se encuentra en un terreno inédito. Históricamente alineado con el bloque occidental y con tratados de libre comercio que han marcado su desarrollo económico, el giro hacia BRICS implica una redefinición de su estrategia internacional. Expertos en relaciones internacionales advierten que esta transición no solo es compleja sino que también puede generar tensiones con socios tradicionales, principalmente Estados Unidos y la Unión Europea.

A nivel regional, la decisión ha sido observada con cautela por países vecinos, algunos de los cuales mantienen reservas sobre la influencia creciente de BRICS en América Latina. “Chile juega con fuego al intentar ser puente entre mundos que no siempre comparten valores ni objetivos”, señaló un académico de la Universidad de Buenos Aires.

Tras cuatro meses, la adhesión de Chile a BRICS sigue siendo un terreno de disputa que refleja una tensión profunda entre la búsqueda de protagonismo internacional y la necesidad de coherencia ideológica y estratégica.

La verdad que emerge es que esta decisión no es un simple cambio de socios, sino un desafío que pone a prueba la identidad diplomática chilena, con consecuencias que aún están por verse en su totalidad. El país se adentra en un nuevo capítulo donde la política exterior se debate entre la pragmática diversificación y la defensa de principios que han sido pilares de su historia reciente.

En definitiva, la adhesión a BRICS ha abierto un escenario donde el coliseo político y social chileno se enfrenta a la tragedia de una posible fractura interna y a la incertidumbre externa, dejando a la ciudadanía como expectadora de una obra que aún no termina de definirse.