
Un escenario de confrontación comercial y diplomática se ha desplegado desde julio de 2025, cuando China aplicó aranceles antidumping que oscilan entre el 27,7% y el 34,9% a las importaciones de brandy provenientes de la Unión Europea. Esta medida fue la culminación de una investigación iniciada en enero de 2024, que determinó la existencia de dumping y un perjuicio sustancial a la industria nacional china. Sin embargo, el Ministerio de Comercio chino abrió una puerta a la negociación al eximir de estas tarifas a las empresas que aceptaran compromisos de precios mínimos, una fórmula que ha generado reacciones encontradas en Europa.
Desde Pekín, la autoridad comercial sostiene que la imposición de aranceles es una defensa legítima para proteger a su industria nacional frente a prácticas desleales. “Existe una relación causal clara entre el dumping detectado y la amenaza de daño significativo a nuestra industria”, argumentan, haciendo énfasis en que el régimen de compromisos de precio es una alternativa menos gravosa que la aplicación directa de aranceles.
En contraste, productores europeos, particularmente a través del Buró Nacional Interprofesional del Coñac (BNIC) francés, han expresado su rechazo a la medida. Florent Morillon, presidente del BNIC, señaló que aunque el compromiso de precio es menos dañino que los aranceles plenos, representa un deterioro respecto a la situación previa al inicio de la investigación. La industria reclama un acuerdo político entre Bruselas y Pekín para eliminar estas barreras y recuperar el acceso pleno al mercado chino.
En las regiones productoras europeas, la medida ha generado inquietud sobre el futuro de miles de empleos vinculados a la producción y exportación de brandy y coñac. En Chile y otros países latinoamericanos, observadores y expertos en comercio internacional siguen con atención el caso, conscientes de que esta disputa puede sentar precedentes para futuros conflictos arancelarios que afecten a productos locales en mercados asiáticos.
A más de cuatro meses de la implementación de los aranceles, el flujo comercial ha mostrado una reducción significativa en las exportaciones europeas de brandy a China. Las empresas que aceptaron compromisos de precios han logrado mantener cierto volumen de ventas, pero bajo condiciones que limitan su competitividad y rentabilidad. Por su parte, la industria china ha encontrado un respiro para su producción local, aunque persisten dudas sobre el impacto a largo plazo en los precios y la variedad disponible para los consumidores.
Este episodio pone en evidencia la complejidad de las relaciones comerciales globales, donde la defensa de industrias nacionales puede chocar con la libre competencia y los acuerdos multilaterales. También refleja la necesidad de mecanismos diplomáticos ágiles y efectivos para resolver disputas antes de que escalen a medidas que afectan a múltiples actores y regiones.
En definitiva, la imposición de aranceles antidumping por parte de China al brandy europeo no solo redefine un mercado específico, sino que también invita a reflexionar sobre las tensiones inherentes al comercio internacional en un mundo cada vez más interdependiente y politizado.
2025-11-11