
El pasado 4 de julio de 2025, los mercados bursátiles globales experimentaron una caída significativa tras el anuncio de Donald Trump sobre la imposición de aranceles unilaterales que oscilarían entre el 10% y el 70%. Este movimiento inesperado, que no solo sorprendió a inversionistas sino que también tensionó las relaciones comerciales internacionales, ha dejado una estela de incertidumbre que, a más de cuatro meses, sigue marcando la pauta en la economía mundial.
El índice MSCI World registró una contracción de 0,1%, mientras que el MSCI ACWI, que incluye mercados emergentes, retrocedió un 0,09%. En Europa, el Ibex de Madrid fue el más afectado con una caída del 1,85%, seguido por el Dax de Fráncfort con un descenso de 0,81%. La ausencia de Wall Street por feriado de Independencia estadounidense no evitó que la alarma se extendiera.
Desde la perspectiva estadounidense, "Vamos a empezar a enviar cartas a varios países a partir de mañana", declaró Trump, subrayando que los aranceles buscaban proteger la industria nacional y corregir desequilibrios comerciales históricos. Esta postura, alineada con una visión proteccionista, encuentra eco en sectores industriales y laborales que han sufrido décadas de deslocalización y competencia desigual.
Sin embargo, la reacción internacional no se hizo esperar. La Unión Europea, Japón y Corea del Sur manifestaron su rechazo, advirtiendo que estas medidas unilateralistas amenazan la estabilidad de un sistema comercial basado en reglas multilaterales. Desde Bruselas, un portavoz señaló que "estas tarifas representan un retroceso que podría derivar en una guerra comercial con efectos devastadores para todos". En Asia, economistas alertaron sobre el riesgo de una ralentización económica global que podría afectar especialmente a los mercados emergentes.
En Chile, el golpe no fue directo, pero sí palpable. El país, fuertemente inserto en cadenas globales de valor y dependiente de la exportación minera y agrícola, ha visto una volatilidad creciente en sus mercados financieros y una presión al alza en los costos de insumos importados. Expertos locales señalan que "la incertidumbre comercial global obliga a repensar estrategias de diversificación y fortalecimiento de acuerdos bilaterales".
Un análisis más profundo revela que, detrás del ruido inmediato, este episodio refleja tensiones estructurales: la lucha por la supremacía económica global, la crisis de la globalización tal como la conocíamos y las dificultades de los gobiernos para equilibrar intereses nacionales con compromisos internacionales.
La polarización política también se hizo patente. En Estados Unidos, sectores republicanos defendieron la medida como necesaria para proteger empleos, mientras demócratas y algunos sectores empresariales advirtieron sobre las consecuencias inflacionarias y el riesgo de represalias. En Chile, el debate se centró en la necesidad de fortalecer la resiliencia económica frente a shocks externos.
A la luz de los hechos, podemos concluir que este episodio no es solo un evento aislado, sino un síntoma de un mundo en transición, donde las reglas del comercio y la economía están siendo cuestionadas y redefinidas. La caída de las bolsas fue la manifestación visible de un choque mayor, cuyos efectos continuarán desarrollándose en los próximos años, desafiando a gobiernos, empresas y ciudadanos a adaptarse a una nueva realidad global.
2025-11-12
2025-11-12