Senado aprueba Sistema Nacional de Cuidados: ¿un cambio real o un parche para la crisis demográfica?

Senado aprueba Sistema Nacional de Cuidados: ¿un cambio real o un parche para la crisis demográfica?
Actualidad
Política
2025-11-23
Fuentes
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- Chile enfrenta una emergencia demográfica con un envejecimiento acelerado y creciente dependencia.

- El proyecto busca reconocer el derecho al cuidado y mejorar las condiciones de quienes cuidan y son cuidados.

- Debate intenso y divisiones políticas reflejan tensiones sobre financiamiento, género y alcance del sistema.

En julio de 2025, el Senado chileno aprobó en general el proyecto que crea un Sistema Nacional de Cuidados, un hito legislativo que busca responder a una problemática que se ha ido gestando con fuerza en las últimas décadas: el envejecimiento poblacional y el aumento de la dependencia funcional en la sociedad chilena. Según proyecciones oficiales, para 2050 casi un tercio de la población tendrá más de 60 años, una realidad que redefine las prioridades sociales y obliga a repensar las políticas públicas.

El proyecto, que ahora avanza hacia la fase de indicaciones hasta el 18 de julio, propone establecer un sistema integral que reconozca el derecho al cuidado y garantice apoyos tanto para quienes requieren atención como para quienes la brindan. Este último punto es crucial: la mayoría de las cuidadoras son mujeres, muchas de ellas sin remuneración ni reconocimiento formal, lo que perpetúa desigualdades de género y genera una carga invisible en amplios sectores sociales.

“Este sistema no solo busca aliviar la carga de quienes cuidan, sino también dignificar el trabajo que históricamente ha sido invisibilizado y feminizado”, señaló una senadora de oposición durante el debate. Sin embargo, no todos comparten esta visión.

Desde la derecha y sectores conservadores, las críticas apuntan a la viabilidad financiera y al posible aumento de la burocracia estatal. “Es fundamental que el sistema sea sostenible y no termine siendo una promesa sin recursos claros”, argumentó un senador oficialista, quien también expresó preocupación por la extensión de beneficios y la posible sobrecarga fiscal.

En el plano social, organizaciones de derechos humanos y grupos de personas con discapacidad han hecho un llamado a que el diseño del sistema incluya una mirada interseccional, que considere las diversas formas de dependencia y las condiciones socioeconómicas de las familias. Para ellos, la ley no debe limitarse a un esquema asistencial, sino que debe ser un mecanismo para la inclusión y la justicia social.

El debate no solo es político, sino cultural y económico. Chile se enfrenta a un desafío complejo: cómo sostener un sistema de cuidados en un contexto donde el mercado laboral ya muestra tensiones, la informalidad persiste y la brecha de género en el empleo es significativa.

Para algunos expertos, la creación del Sistema Nacional de Cuidados es un avance necesario, aunque insuficiente, que debe ir acompañado de reformas estructurales más amplias, como la promoción de la corresponsabilidad familiar y la inversión en infraestructura social.

“Este proyecto es un primer paso, pero la verdadera prueba será cómo se implementa y financia. Sin un compromiso real, corre el riesgo de quedar en letra muerta”, advierte una académica especialista en políticas sociales.

En definitiva, la aprobación en el Senado marca un punto de inflexión en la agenda pública chilena. La emergencia demográfica ya no puede ser ignorada ni relegada. Sin embargo, la tensión entre expectativas sociales, limitaciones presupuestarias y diferencias ideológicas promete que el camino hacia un sistema de cuidados efectivo será una arena de confrontación y negociación.

Queda claro que el cuidado, históricamente relegado a la esfera privada y mayoritariamente asumido por mujeres, se instala ahora en la arena pública como un derecho y una responsabilidad colectiva. La pregunta que queda flotando es si Chile estará dispuesto a asumir ese compromiso con la profundidad y urgencia que la crisis demográfica exige.