
Un distanciamiento inesperado sacudió el tablero político del oficialismo chileno cuando Paula Benavides, reconocida economista y flamante consejera del Consejo Fiscal Autónomo, declaró públicamente que no se sumará a la campaña presidencial de Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y abanderada del bloque. Esta declaración se produjo el 3 de julio de 2025, luego de que Jara la mencionara como una potencial ministra de Hacienda en un eventual gobierno suyo.
El origen de esta tensión se remonta a mayo de 2025, cuando Jara públicamente destacó a Benavides entre los nombres que consideraba para liderar el Ministerio de Hacienda. Sin embargo, la respuesta de Benavides fue clara y contundente: 'no mantengo vínculos personales ni formales con ella, ni participo de su campaña'. Este gesto no solo evidenció un distanciamiento personal sino que también puso en relieve las complejidades internas del oficialismo, donde las alianzas y lealtades políticas están lejos de ser homogéneas.
Desde la perspectiva del oficialismo más cercano a Jara, la inclusión de una figura técnica como Benavides era un intento de mostrar un perfil económico serio y tecnocrático, capaz de dar confianza a mercados y a sectores moderados. Sin embargo, para Benavides, comprometida con su rol académico y su independencia técnica, la política partidista representa un terreno que no está dispuesta a transitar, al menos en esta etapa. Su trayectoria, que incluye la coautoría de la regla fiscal y una extensa labor en la Dirección de Presupuestos, la posiciona como una voz respetada, pero también como un actor que privilegia la autonomía técnica por sobre las lealtades políticas.
Este desencuentro ha generado reacciones diversas en el espectro político. Desde la derecha, algunos analistas interpretan la distancia como un síntoma de debilidad en la candidatura de Jara, que no logra cohesionar a los expertos que podrían fortalecer su programa económico. En cambio, sectores más críticos del oficialismo ven en la postura de Benavides un reflejo de las tensiones entre quienes buscan un cambio más radical y quienes apuestan por reformas graduales y consensuadas.
En el plano social, voces ciudadanas y académicas han valorado la claridad de Benavides al mantener su independencia, interpretándola como un acto de responsabilidad técnica frente a la politización creciente. No obstante, también hay quienes lamentan que esta distancia dificulte la construcción de un bloque oficialista más sólido y plural.
En definitiva, esta historia no es solo un episodio más en la campaña presidencial, sino un espejo de las complejidades que enfrenta la izquierda chilena para articular sus liderazgos y propuestas. La independencia técnica y la política partidista se enfrentan en un escenario donde la confianza, tanto interna como externa, es un bien escaso.
A casi cinco meses de la declaración de Benavides, el escenario político muestra que su distancia ha marcado un precedente en la forma en que se construyen las candidaturas y se gestionan las alianzas dentro del oficialismo. La tensión entre técnica y política, entre autonomía y compromiso, seguirá siendo un desafío para quienes aspiran a gobernar en un Chile que demanda tanto reformas profundas como estabilidad.
Fuentes: Diario Financiero, declaraciones públicas de Paula Benavides, análisis político sectorial.