La batalla por el rating televisivo en Chile: un pulso entre tradición y modernidad

La batalla por el rating televisivo en Chile: un pulso entre tradición y modernidad
Actualidad
Sociedad
2025-11-23
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- Evolución tecnológica: la medición del rating incorpora dispositivos digitales para reflejar nuevos hábitos.

- Diversidad de audiencias: la competencia entre canales refleja fragmentación regional y generacional.

- Impacto económico: los cambios en el rating afectan la inversión publicitaria y las estrategias de contenido.

El miércoles 2 de julio de 2025 marcó un antes y un después en la forma en que Chile mide el consumo televisivo. Kantar Ibope Media implementó una nueva metodología que integra el People Meter 7 y el Focal Meter, dispositivos que registran el consumo tanto en televisión abierta como en plataformas digitales y móviles. Este cambio responde a una realidad ineludible: el público ya no se limita a la pantalla tradicional, y las audiencias se fragmentan en múltiples dispositivos y formatos.

Desde Santiago hasta las regiones más apartadas, la medición abarcó un universo de 16,6 millones de personas, permitiendo una representación más fiel del comportamiento real. Sin embargo, esta innovación no ha estado exenta de controversias.

Por un lado, los canales tradicionales como Chilevisión y Mega han visto cómo su liderazgo se pone en jaque frente a nuevas formas de consumo, donde plataformas digitales ganan terreno. “La digitalización cambió radicalmente la forma en que consumimos contenido, y la medición también debía evolucionar”, señala Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media en Chile.

Pero desde el mundo de la producción y la publicidad surgen voces críticas. Algunos productores advierten que la nueva medición podría sobrevalorar contenidos digitales con audiencias fragmentadas y subestimar programas que, aunque con menor alcance digital, mantienen una base sólida en TV abierta. “Hay un riesgo de perder el pulso de la audiencia tradicional, que sigue siendo relevante para ciertos sectores sociales y regionales”, argumenta una productora de Canal 13.

En regiones, la recepción también es diversa. Mientras en grandes centros urbanos la medición digital es bienvenida, en zonas más rurales persiste un consumo mayoritariamente en televisión abierta, lo que genera un debate sobre la representatividad y equidad en la medición. Organizaciones de audiencias regionales han solicitado ajustes para no quedar relegadas en la definición de los contenidos prioritarios.

Desde el punto de vista económico, el nuevo sistema impacta directamente en la inversión publicitaria. Los anunciantes ahora pueden acceder a datos más precisos sobre el alcance real de sus campañas, lo que influye en la asignación de presupuestos y la planificación estratégica. Sin embargo, esta precisión también ha tensionado las negociaciones entre canales y agencias, pues los valores absolutos pueden evidenciar caídas en audiencias que antes no se percibían.

Este pulso entre tradición y modernidad en la medición del rating refleja una transformación más profunda en los hábitos culturales y mediáticos de Chile. La fragmentación de audiencias, la convergencia tecnológica y las nuevas formas de interacción con el contenido desafían a todos los actores involucrados.

En definitiva, el cambio en la medición del rating no solo redefine quién lidera la televisión chilena, sino que también pone en escena tensiones sociales, económicas y culturales que están lejos de resolverse. El desafío será encontrar un equilibrio que reconozca la diversidad de públicos y plataformas sin sacrificar la representatividad ni la calidad del contenido.

Así, el escenario televisivo chileno se despliega como un coliseo donde compiten viejos gladiadores y nuevos contendores digitales, y donde el público, más fragmentado y exigente que nunca, observa atento y crítico el desenlace.