
El despertar de la tierra en Ollagüe
El 3 de julio de 2025, un sismo de magnitud 5.4 se registró a las 01:41 horas a 82 kilómetros al este de Ollagüe, con una profundidad de 209 kilómetros. Este temblor, aunque moderado, volvió a poner en tensión a una zona que, si bien no es el epicentro habitual de los grandes terremotos chilenos, muestra una actividad sísmica que no puede ser ignorada.
“Este sismo no es un hecho aislado, sino parte de una cadena de eventos que reflejan la complejidad tectónica de la región andina”, explica la sismóloga María Fernández, del Centro Sismológico Nacional. Para ella, la profundidad del evento sugiere movimientos en la subducción de la placa de Nazca bajo Sudamérica, un fenómeno recurrente y con potencial de generar temblores más severos.
Diferentes voces, distintas percepciones
Desde la mirada oficial, el gobierno regional y nacional han reiterado que no hubo daños mayores ni víctimas, destacando la importancia de mantener la calma y reforzar los protocolos de emergencia. Sin embargo, en las comunidades locales de Ollagüe y alrededores, la experiencia cotidiana revela una mezcla de resignación y preocupación.
“Cada temblor nos recuerda lo frágiles que somos, pero también lo poco preparados que estamos en infraestructura y educación para enfrentar estas amenazas”, comenta Juan Morales, dirigente vecinal de Ollagüe.
Por su parte, organizaciones sociales han señalado la necesidad de descentralizar la gestión de riesgos y fortalecer la comunicación directa con las poblaciones rurales y mineras, donde la información oficial a menudo llega con retraso o en formatos poco accesibles.
Contexto histórico y lecciones pendientes
Chile es un país marcado por la memoria de terremotos devastadores: desde el sismo de Valdivia en 1960, el más potente registrado en la historia mundial, hasta el 27F de 2010, que dejó profundas heridas sociales y estructurales. La región de Ollagüe, aunque menos impactada por estos grandes eventos, forma parte de un corredor sísmico que ha registrado movimientos de diversa magnitud a lo largo de los siglos.
Los expertos advierten que la recurrencia de sismos en zonas consideradas secundarias no debe ser subestimada. La profundidad y localización de este último temblor sugieren que la actividad sísmica podría manifestarse con mayor frecuencia en el altiplano andino, un territorio con desafíos logísticos y sociales particulares.
Contrastes políticos y sociales
Mientras el gobierno enfatiza la estabilidad y la capacidad de respuesta, sectores de la oposición y organizaciones civiles critican la falta de inversión sostenida en políticas públicas de prevención y educación comunitaria. “No basta con reaccionar ante la emergencia, hay que anticiparse y construir resiliencia desde abajo”, señala la diputada Camila Rojas, quien ha impulsado proyectos para fortalecer la gestión local del riesgo.
Además, el debate se extiende a la minería y la infraestructura energética en la zona, donde la actividad económica puede verse afectada por la amenaza sísmica, generando tensiones entre desarrollo y seguridad.
Verdades que emergen tras el temblor
A casi cinco meses del sismo en Ollagüe, queda claro que la amenaza sísmica no es exclusiva de las zonas costeras o de grandes ciudades. La interacción entre placas tectónicas en el altiplano andino exige una mirada más amplia y contextualizada, que integre la voz de las comunidades, la ciencia y la política.
La lección más contundente es que la preparación no debe limitarse a protocolos formales, sino que debe ser un proceso inclusivo y permanente. La recurrencia de temblores como el de Ollagüe es un recordatorio de la naturaleza impredecible del territorio chileno y de la necesidad de construir una cultura de prevención que trascienda discursos y calendarios electorales.
En definitiva, el sismo de Ollagüe no solo sacudió la tierra, sino también la conversación nacional sobre cómo Chile enfrenta sus riesgos naturales, poniendo en el centro la urgencia de un diálogo profundo y multisectorial que permita transformar la tragedia potencial en resiliencia real.
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Fuentes: Centro Sismológico Nacional, entrevistas a expertos en sismología, declaraciones oficiales del Ministerio del Interior, testimonios de comunidades locales, análisis político-social recientes.