Jara enfrenta críticas y busca consenso con empresarios: ¿un giro en la campaña oficialista?

Jara enfrenta críticas y busca consenso con empresarios: ¿un giro en la campaña oficialista?
Actualidad
Política
2025-11-23
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- Tensión entre crítica y diálogo: Jara cuestiona su propio gobierno mientras estrecha lazos con gremios empresariales.

- Polarización en la agenda: voces divididas entre sectores políticos y sociales sobre reconstrucción y propuestas económicas.

- Campaña en transición: oficialismo se reconfigura para enfrentar la elección con un comando unificado y estrategia revisada.

Un choque de tensiones y expectativas ha marcado la figura de Jeannette Jara en las últimas semanas. La exministra y candidata presidencial, que emergió con fuerza tras ganar las primarias, ha adoptado un doble rol que la sitúa en el centro de un coliseo político donde se enfrentan críticas internas y externas, demandas sociales y la necesidad de diálogo con el mundo empresarial.

El 14 de noviembre, Jara lanzó una crítica pública a su propio gobierno, cuestionando la lentitud en la reconstrucción de Viña del Mar y señalando que "hay cosas que se hicieron bien y otras que no". Esta declaración, lejos de ser un mero desahogo, abrió una grieta visible en el oficialismo, donde sectores tanto de la izquierda como de la derecha interpretaron sus palabras como un llamado a la autocrítica o como una señal de fractura interna.

Desde la perspectiva del oficialismo, la postura de Jara refleja un reconocimiento necesario de las dificultades enfrentadas. "La vida no es blanco y negro; uno no es de un gobierno u opositor completo. Yo veo matices", explicó la candidata en diálogo con El Mercurio de Valparaíso, buscando matizar su posición y evitar una polarización excesiva.

En contraste, la oposición ha aprovechado estas críticas para cuestionar la capacidad de gestión del gobierno actual y proyectar dudas sobre la viabilidad de una eventual administración encabezada por Jara.

En paralelo, el 2 de julio, Jara comenzó a tender puentes con el mundo empresarial, agendando encuentros con la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), liderada por Susana Jiménez. Este gesto, que algunos interpretan como un giro pragmático, busca responder a las críticas que su programa económico ha recibido por parte de diversos sectores, incluidos algunos dentro del oficialismo.

La secretaria general del PC, Bárbara Figueroa, ha sido enfática en señalar que el diálogo social debe incorporar a todos los actores relevantes: empresariado, sindicatos y otros. "Si queremos incorporar a más actores tenemos que hacerlo con diálogo social", afirmó en Radio Infinita, apuntando a una estrategia más inclusiva y menos confrontacional.

No obstante, en el debate público persisten voces que ven en la propuesta económica de Jara un riesgo de sesgo hacia el consumo interno, con etiquetas como "kirchnerista" que rememoran experiencias latinoamericanas con resultados mixtos. Su contendora en primarias, Carolina Tohá, fue una de las voces que más criticaron la escueta propuesta programática de siete páginas.

Desde el comando de Jara, se trabaja en integrar a los partidos oficialistas que no la respaldaron en primarias —PS, FA, PPD, PR, PL y FRVS— en un intento por consolidar un bloque cohesionado para la primera vuelta. La reubicación del comando a un lugar más céntrico y la incorporación de figuras clave de esas colectividades reflejan esta voluntad de unidad.

Este proceso no está exento de tensiones internas, pues la distribución de cargos y liderazgos en la campaña sigue siendo motivo de discusión, en especial la eventual jefatura de campaña, que podría recaer en una figura del Partido Socialista, buscando equilibrar el peso del PC y fortalecer la base del oficialismo.

Mientras tanto, la candidata ha intentado equilibrar la agenda política con momentos de vida personal y actividades simbólicas, como su participación en actos conmemorativos del PS y encuentros con antiguos contendores, buscando proyectar una imagen de liderazgo cercano y dialogante.

En definitiva, la narrativa que emerge de este escenario es la de una candidata atrapada en un juego de equilibrios complejos: debe responder a las críticas legítimas que ella misma plantea, integrar a un oficialismo fragmentado, y convencer a sectores empresariales y sociales escépticos sobre la viabilidad de su proyecto.

Este cuadro revela las dificultades de construir un liderazgo sólido en un Chile que, a pocas semanas de la elección presidencial, se debate entre la urgencia de cambios profundos y el temor a la incertidumbre económica y política.

Verdades y consecuencias claras:

- La autocrítica de Jara no es solo un acto de honestidad, sino un síntoma de las tensiones internas que enfrenta el oficialismo.

- El diálogo con el empresariado es un reconocimiento pragmático de que la gobernabilidad futura requerirá acuerdos amplios, aunque las resistencias ideológicas persistan.

- La campaña oficialista está en una fase de reconfiguración que busca evitar fracturas mayores, pero que aún debe demostrar cohesión y claridad programática.

Este escenario invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las fuerzas políticas que pretenden gobernar en contextos polarizados y con demandas sociales crecientes, y sobre cómo la política chilena se mueve en ese delicado equilibrio entre crítica interna y búsqueda de consenso externo.