
El 10 de diciembre de 1945, Gabriela Mistral se convirtió en la primera mujer iberoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura, un hito que, ochenta años después, sigue reverberando con fuerza en Chile y el mundo. La poeta, pedagoga, diplomática y activista social, nacida en el Valle de Elqui, no solo marcó la literatura latinoamericana, sino que también dejó una huella profunda en la educación, la diplomacia y la defensa de los derechos humanos.
En 2025, una serie de conmemoraciones y proyectos culturales han desplegado su legado en múltiples dimensiones. Desde exposiciones internacionales, publicaciones bilingües, hasta ciclos de cine y homenajes musicales, la figura de Mistral se ha convertido en un puente entre generaciones y culturas. La Dirección de las Culturas, las Artes, el Patrimonio y Diplomacia Pública (DIRAC) ha coordinado más de 40 actividades en cerca de 30 países, reafirmando el alcance global de su obra.
En Francia, por ejemplo, la exposición "Constelación Mistral" y un coloquio internacional han destacado no solo su poesía sino también su faceta ecologista, feminista e intelectual. En América Latina, Bolivia lanzó un libro que la pone en diálogo con la poeta boliviana Adela Zamudio, mientras que en Suecia se publicó la primera edición bilingüe español-sami de sus palabras al pueblo Sami, ilustrada por niños y niñas.
En Chile, la región de Coquimbo, su tierra natal, ha preparado un homenaje titulado "Con Gabriela Mistral en el Corazón", que incluye la musicalización de sus poemas y la exhibición de un auto histórico vinculado a su vida. Este evento, que recorrerá La Serena, Ovalle e Illapel, busca acercar a la comunidad a su figura más allá de la poesía, integrándola en la vida cotidiana y cultural regional.
Sin embargo, no todo ha sido consenso ni celebración sin fisuras. La reciente polémica en torno al monumento "Lucila" en Plaza Baquedano ha puesto en evidencia las tensiones sobre cómo se representa a Mistral en el espacio público. La obra, diseñada por las artistas Norma Ramírez y Mariana Silva, apuesta por una escultura interactiva y cercana, que invita a la reflexión y al diálogo, en contraste con la crítica que la define como un "efecto óptico" insuficiente para honrar la complejidad de su legado. Esta controversia refleja la dificultad de condensar en un símbolo único a una figura multifacética y la fragilidad de las políticas culturales en Chile, que han sido objeto de cuestionamientos por falta de continuidad y profundidad.
José Goñi, académico y ensayista, resume esta tensión: "Gabriela Mistral es la mujer más importante en la historia de Chile. Merece ser reconocida y leída, pues forma parte de nuestra identidad. Pero para ello, no basta con monumentos o actos simbólicos, sino con políticas culturales y educativas que la mantengan viva en el presente".
En el ámbito educativo, la senadora Yasna Provoste, junto a Ministros de Educación y Cultura, anunció una beca para profesores rurales en honor a Mistral, reforzando su compromiso con la educación pública y la equidad. Esta iniciativa busca continuar el legado pedagógico de la poeta, quien desde joven defendió una educación estimulante, centrada en el rol del maestro y en la experiencia directa con la naturaleza y la comunidad.
La publicación de la antología "Obra Poética" por la editorial Lumen, que reúne los cuatro poemarios que Mistral publicó en vida, ha sido otro hito reciente. Con prólogo de la poeta Cecilia Vicuña y edición de Vicente Undurraga, esta obra invita a acercarse a la voz poética de Mistral como un "terremoto" que desafía y conmueve, una poesía que no envejece porque nunca fue joven, sino que siempre contemporánea y profundamente humana.
Este aniversario también ha puesto en evidencia las múltiples dimensiones de Mistral: no solo la poeta lírica, sino la diplomática que trabajó en la Liga de las Naciones, la defensora de la democracia y los derechos de los más vulnerables, la mujer que rompió moldes en una época conservadora.
Como señala Rodrigo Hume, director de DIRAC: "Gabriela Mistral no solo fue la primera mujer iberoamericana en recibir el Nobel de Literatura, fue también una constructora de puentes entre culturas, generaciones y lenguas. Celebramos su legado vivo y profundo desde todos los rincones del mundo".
No obstante, el debate sobre cómo se honra su memoria en Chile sigue abierto. El contraste entre homenajes internacionales bien financiados y la percepción local de una gestión cultural débil y fragmentada invita a la reflexión. La figura de Mistral, con su complejidad y riqueza, demanda un compromiso sostenido que trascienda la efervescencia conmemorativa y se traduzca en políticas públicas, educación y cultura vivas.
En definitiva, Gabriela Mistral sigue siendo un espejo donde Chile se mira y se piensa, un desafío para construir identidad y futuro. Su poesía y su vida invitan a un diálogo profundo con la sociedad, que no puede limitarse a la solemnidad de un monumento o la celebración puntual, sino que debe integrarse en el tejido cultural y educativo del país.
Este 80 aniversario no es un cierre, sino una invitación a seguir descubriendo, reinterpretando y haciendo vivir a Gabriela Mistral en todas sus dimensiones, con la complejidad y la riqueza que merece.