
El martes 1 de julio de 2025 marcó un antes y un después en la forma en que se mide y comprende la audiencia televisiva en Chile. Con la implementación de una metodología que incorpora dispositivos como People Meter 7 y Focal Meter, Kantar Ibope Media amplió la medición desde la televisión abierta hacia plataformas digitales y móviles, abarcando un universo de 16,6 millones de personas en las 16 regiones del país. Esta actualización responde a una transformación cultural y tecnológica que ha modificado radicalmente los patrones de consumo audiovisual, desafiando el modelo tradicional de rating basado únicamente en porcentajes y TV abierta.
Desde la perspectiva de los canales de televisión, la noticia trae una mezcla de oportunidades y tensiones. Por un lado, la medición más precisa y en valores absolutos permite optimizar la inversión publicitaria y ajustar la programación con base en datos más sólidos. Sin embargo, según fuentes internas de Mega y Chilevisión, esta transparencia también expone la fragilidad de ciertos formatos tradicionales frente a la competencia de contenidos digitales. Canal 13 y TVN, con una audiencia históricamente estable, enfrentan el desafío de reinventar sus estrategias para no perder relevancia.
En el plano socio-cultural, el cambio en la medición refleja un fenómeno mayor: el auge de plataformas como YouTube, que por primera vez supera en consumo a la televisión en celulares y computadores, y en pantallas grandes. Este desplazamiento no solo afecta la forma en que las personas acceden a contenidos, sino que también redefine las narrativas y los espacios de conversación pública. Desde el mundo académico, expertos en comunicación señalan que esta fragmentación puede enriquecer la diversidad de voces, pero también profundizar la polarización y la segmentación social.
Las audiencias, por su parte, parecen responder con una demanda creciente de contenidos más personalizados y accesibles desde múltiples dispositivos. Un estudio reciente de la Universidad de Chile indica que el 72% de los jóvenes entre 18 y 29 años prefieren consumir videos bajo demanda, valorando la autonomía sobre la programación fija. Esta tendencia se contrapone a la experiencia tradicional del horario estelar, generando un choque generacional y cultural que las cadenas intentan equilibrar.
Desde la mirada económica, la actualización de la medición promete un efecto disruptivo en el mercado publicitario. Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media Chile, destacó que "la nueva metodología permitirá conocer el alcance real, optimizar la inversión y tomar decisiones estratégicas con mayor precisión". Sin embargo, algunos analistas advierten que esta mayor precisión también puede aumentar la presión sobre los canales para innovar y competir con gigantes globales del streaming, lo que podría derivar en una concentración del mercado o en la precarización de ciertos formatos.
En definitiva, el cambio en la medición del rating en Chile no es solo un ajuste técnico, sino la cristalización de una transformación profunda en la relación entre medios, audiencias y sociedad. La televisión abierta, aunque sigue siendo un actor relevante, debe convivir con un ecosistema digital que redefine el consumo y la producción de contenidos. Las consecuencias visibles ya se expresan en la programación, la publicidad y las discusiones públicas, pero el verdadero impacto se jugará en la capacidad de adaptación y diálogo entre los distintos actores.
Este nuevo escenario invita a una reflexión crítica: ¿cómo preservar la pluralidad y la calidad informativa en un contexto fragmentado y dominado por algoritmos? ¿De qué modo los medios tradicionales pueden mantener su función social sin caer en la lógica de la inmediatez y la superficialidad? Las respuestas aún están en construcción, pero lo cierto es que el coliseo audiovisual chileno ha cambiado sus reglas y los espectadores son ahora protagonistas activos y exigentes de esta nueva era.