
Un pulso político en tensión se ha ido configurando en Chile a medida que se acerca la segunda vuelta presidencial, y la última encuesta de Agenda Criteria, publicada el 23 de noviembre, arroja luces sobre un fenómeno que ha ido madurando en las últimas semanas: la alta proporción de votantes de Franco Parisi que planean anular su voto en el balotaje.El 40% de quienes apoyaron a Parisi en la primera vuelta manifestaron su intención de votar nulo, mientras que un 35% migraría hacia José Antonio Kast y un 25% hacia Jeannette Jara. Este dato no solo revela una fractura interna en el electorado parisista, sino que también pone en evidencia un desencanto profundo con las opciones que quedan en carrera.
El escenario se complica aún más si se considera que entre los votantes de Johannes Kaiser, otro candidato que quedó fuera, el 91% apoyaría a Kast, y solo un 3% a Jara, con un 6% que optaría por el voto nulo. Por su parte, la derecha tradicional también muestra fisuras: entre los seguidores de Evelyn Matthei, el 56% se inclina por Kast, pero un 21% prefiere anular su voto.
Este panorama refleja un electorado dividido no solo en términos ideológicos, sino también en su confianza hacia los candidatos que disputan la presidencia. “La alta tasa de votos nulos entre seguidores de Parisi evidencia un rechazo a las opciones tradicionales y un malestar que podría influir en la legitimidad del próximo gobierno”, señala el politólogo Rodrigo Valenzuela.
Desde la derecha, el liderazgo de Kast se mantiene sólido, con un 50% de preferencia en segunda vuelta, frente al 36% de Jara. Sin embargo, esta ventaja no es absoluta ni está libre de cuestionamientos. El propio candidato ha debido enfrentar críticas internas y externas, además del desafío de captar a ese electorado indeciso o desencantado.
En la vereda opuesta, Jeannette Jara representa la esperanza del oficialismo y la izquierda, pero su porcentaje refleja que aún debe superar barreras para ampliar su base, especialmente ante la resistencia de sectores más conservadores y la desconfianza que genera la fragmentación del voto.
Voces ciudadanas consultadas en distintas regiones muestran una mezcla de escepticismo y frustración. En Santiago, María, una joven profesional, comenta: “No me siento representada por ninguno de los dos, y muchos de mis amigos que votaron por Parisi están pensando en anular porque sienten que el sistema no les da opciones reales”. En contraste, en regiones del sur, Juan, agricultor, sostiene: “Para mí Kast es la única opción para mantener el orden y la seguridad, pero entiendo que hay mucha gente que quiere un cambio más profundo”.
Las consecuencias de este escenario son múltiples. En primer lugar, un alto porcentaje de votos nulos podría afectar la percepción de legitimidad del próximo presidente, complicando su gobernabilidad desde el inicio. Además, la dispersión del voto revela un país polarizado y con profundas divisiones sociales y políticas, que requieren respuestas más allá de la campaña electoral.
Finalmente, este fenómeno invita a reflexionar sobre el estado de la democracia chilena y el desafío de construir alternativas políticas que puedan canalizar las demandas y frustraciones de una ciudadanía que, en gran parte, se siente excluida del proceso.
En suma, la segunda vuelta presidencial de 2025 no solo es una carrera entre dos candidatos, sino un reflejo de un país en busca de identidad política y social, donde la abstención activa y el voto nulo emergen como expresiones de un malestar que aún está lejos de resolverse.