
En la tarde del 1 de julio de 2025, mientras un joven creador de contenidos realizaba una transmisión en vivo desde los barrios emblemáticos de Yungay y Barrio Brasil, ocurrió un hecho que ha generado un intenso debate en la esfera política y social chilena: el Presidente Gabriel Boric apareció espontáneamente en un live de TikTok, sorprendiendo a miles de espectadores.
El creador de contenido, conocido como @elkofran696, narraba la historia de la estación de Metro Libertad —un proyecto construido pero nunca inaugurado— cuando, sin previo aviso, el mandatario se sumó a la transmisión. La escena, capturada en tiempo real, mostró a un Boric distendido, saludando a la audiencia y dialogando con el joven, generando una mezcla de asombro y admiración entre los seguidores.
Desde la perspectiva oficial, esta aparición se interpreta como un gesto innovador, un intento por acercar la política a las nuevas generaciones y aprovechar plataformas digitales para generar diálogo directo y sin filtros. “Es una forma de conectar con la ciudadanía joven, en sus espacios y lenguajes”, señaló un cercano asesor presidencial.
Sin embargo, la reacción no ha sido unánime. Sectores conservadores critican la acción como una trivialización del cargo presidencial, argumentando que el uso de TikTok para actos oficiales puede diluir la solemnidad y la seriedad que exige la función. Una diputada de oposición comentó: “La Presidencia no es un show, y estas intervenciones improvisadas pueden restar autoridad y respeto institucional”.
Por otro lado, voces desde movimientos sociales y académicos reconocen el potencial democratizador de estas estrategias comunicacionales, aunque advierten sobre la necesidad de mantener un equilibrio para no caer en la superficialidad. “Es un desafío entender cómo la política se adapta a medios que privilegian lo efímero y visual”, reflexionó una socióloga de la Universidad de Chile.
Este episodio no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global donde líderes políticos exploran plataformas digitales emergentes para ampliar su alcance. En Chile, país con alta penetración de redes sociales y una juventud cada vez más desconfiada de los medios tradicionales, esta estrategia puede ser doble filo.
Desde la irrupción de Boric en TikTok, se ha registrado un aumento del 30% en interacciones políticas en la plataforma, según datos de la consultora Digital Insights. Sin embargo, también se han multiplicado los debates sobre la calidad del discurso y la profundidad de los temas abordados.
Este episodio revela la tensión entre innovación y tradición en la comunicación política chilena. Mientras Boric apuesta por un contacto directo y desestructurado con la ciudadanía, se enfrenta a críticas que cuestionan el impacto real y la seriedad del mensaje.
En última instancia, la irrupción en TikTok plantea preguntas sobre cómo se construye la autoridad política en la era digital y qué límites deben existir entre el entretenimiento y la gestión pública. La figura presidencial, al exponerse en un escenario tan volátil, pone en juego su capital simbólico, arriesgando tanto la cercanía como la credibilidad.
Los próximos meses serán claves para evaluar si esta estrategia se consolida como un canal efectivo de participación o queda como un episodio anecdótico en la historia política chilena.
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Fuentes consultadas: La Tercera (2025-07-02), Digital Insights (2025), entrevistas a asesores presidenciales y académicos de la Universidad de Chile.
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