
En un giro que marca un antes y un después en la industria audiovisual chilena, el 30 de junio de 2025 se implementó una nueva metodología para medir el rating televisivo nacional. Esta innovación, impulsada por Kantar Ibope Media, incorpora dispositivos como el People Meter 7 y el Focal Meter, que permiten monitorear el consumo de contenidos no solo en la televisión abierta tradicional, sino también en plataformas digitales y dispositivos móviles. "La forma en que consumimos contenido cambió radicalmente con la digitalización y la medición de audiencia también debía evolucionar", explicó Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media en Chile.
Este cambio tecnológico viene acompañado de una transformación conceptual: se abandona la tradicional medición en porcentajes para adoptar valores absolutos, lo que permite conocer con precisión el número exacto de espectadores y no solo su proporción relativa. Esta precisión abre un abanico de posibilidades para anunciantes y programadores, que ahora pueden optimizar la inversión publicitaria y ajustar las estrategias de contenido con datos más robustos.
Desde la perspectiva política y social, esta evolución ha generado diversas reacciones. Por un lado, sectores que promueven la democratización del acceso a la información ven con optimismo que la medición incluya a usuarios de plataformas digitales, reflejando mejor la realidad de consumo cultural en las distintas regiones del país. Sin embargo, críticos advierten que la nueva metodología podría favorecer a conglomerados mediáticos con mayor presencia en el mundo digital, profundizando desigualdades en la representación de voces y contenidos.
Regionalmente, la incorporación de datos de las 16 regiones de Chile ha permitido visibilizar patrones de consumo antes invisibilizados. Por ejemplo, regiones del norte y sur muestran un aumento en la preferencia por contenidos locales y digitales, mientras que en Santiago destaca la consolidación de formatos híbridos entre televisión tradicional y streaming.
En el plano empresarial, canales como Chilevisión, Mega, Canal 13 y TVN han debido adaptar sus parrillas y estrategias comerciales. "Este nuevo sistema nos obliga a repensar no solo qué mostramos, sino cómo y dónde lo mostramos", señaló un ejecutivo de Mega en entrevista para La Tercera. Esta adaptación no está exenta de tensiones internas, pues la competencia por captar la atención de audiencias fragmentadas se intensifica.
Finalmente, la audiencia también juega un rol activo. Usuarios manifiestan una mayor conciencia sobre sus hábitos de consumo y reclaman mayor diversidad y calidad en la programación, en línea con las nuevas mediciones que reflejan sus preferencias reales.
En conclusión, el salto tecnológico en la medición del rating en Chile no es solo un avance técnico, sino un fenómeno que reconfigura las relaciones entre medios, anunciantes y audiencias. La precisión en los datos abre oportunidades para una televisión más adaptada a las demandas contemporáneas, pero también plantea desafíos en términos de equidad y pluralidad. La historia de este cambio está lejos de cerrarse, y su desarrollo futuro será clave para entender el rumbo de la industria audiovisual chilena.