
La recuperación del sector retail chileno se refleja con nitidez en los resultados financieros reportados por Grupo Falabella al tercer trimestre de 2025. Los ingresos crecieron un 9,4% interanual, alcanzando $9.430.012 millones, mientras que las utilidades escalaron un 174,9%, sumando $717.173 millones. Este desempeño se sostiene en el fortalecimiento de sus distintas unidades de negocio y en una estrategia que combina innovación comercial, expansión digital y mejoras logísticas.
En un contexto marcado por la recuperación económica post-pandemia y la volatilidad internacional, Falabella ha logrado capitalizar la mayor afluencia de turistas y un aumento en la frecuencia de compra. Las ventas de Falabella Retail crecieron un 14,7%, impulsadas por una propuesta comercial multiespecialista y un renovado layout en 18 tiendas chilenas, que aumentó la superficie y mejoró la percepción de precios. Paralelamente, Tottus y Sodimac reportaron incrementos en ventas de 7,8% y 6,2%, respectivamente.
Sin embargo, esta bonanza no está exenta de desafíos. El entorno macroeconómico, con incertidumbres globales y fluctuaciones en el poder adquisitivo local, obliga a mantener cautela. Alejandro González, gerente general de Falabella, reconoció que "la ambición es aprovechar oportunidades, pero sin perder de vista las necesidades cambiantes de nuestros clientes".
Desde la vereda política y gremial, las interpretaciones sobre este crecimiento varían. Algunos sectores destacan que el alza en las ventas refleja una recuperación genuina y sostenida del consumo interno, mientras otros advierten sobre la concentración de beneficios en grandes grupos y la persistencia de brechas en el acceso a bienes y servicios.
En el plano regional, la mayor afluencia turística a tiendas en zonas urbanas se contrapone con realidades más complejas en regiones menos centralizadas, donde la recuperación ha sido más lenta y desigual.
Por otro lado, voces críticas dentro del sector empresarial y académico llaman a considerar el impacto de factores como el aumento del comercio electrónico y la automatización, que, si bien potencian la eficiencia, también generan incertidumbre en el empleo y en la estructura tradicional del retail.
La mejora en los indicadores financieros ha sido reconocida por agencias internacionales: Fitch Ratings elevó la calificación de riesgo de Falabella a BBB- con perspectiva estable, y S&P mejoró su perspectiva a positiva. La reducción del apalancamiento financiero a 1,8 veces deuda neta sobre EBITDA refleja una gestión prudente en un escenario de crecimiento.
No obstante, la historia no está cerrada. La empresa enfrenta el desafío de mantener la dinámica positiva en un mercado que se transforma aceleradamente. La integración de capacidades digitales y logísticas, junto con la fidelización de una base de 37 millones de clientes, será clave para sostener la competitividad.
En definitiva, el crecimiento de Falabella es un termómetro del retail chileno, un sector que muestra señales de recuperación pero que también debe navegar en aguas complejas, con tensiones sociales, económicas y tecnológicas que definirán su rumbo en los próximos años.