Chile frente a la incertidumbre económica global: un desafío que trasciende cifras

Chile frente a la incertidumbre económica global: un desafío que trasciende cifras
Economía
Macroeconomía
2025-11-23
Fuentes
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- Incertidumbre prolongada en la economía global y regional.

- Tensiones entre crecimiento y distribución en el modelo chileno.

- Volatilidad y desafíos estructurales que condicionan las decisiones políticas y empresariales.

Una economía global en transición y la incógnita chilena

A comienzos de noviembre de 2025, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que los países deberán acostumbrarse a vivir con niveles de incertidumbre económica cada vez más altos y posiblemente por un período prolongado. Esta aseveración, presentada en Paraguay, no es una simple predicción, sino el reflejo de una compleja reasignación de prioridades globales que no tiene una fecha clara de término. Para Chile, inserto en esta dinámica, la incertidumbre no es un fenómeno pasajero, sino una condición que condiciona políticas, inversiones y expectativas.

“Es cierto que los países se tienen que acostumbrar a vivir con niveles de incertidumbre cada vez más altos”, señaló Esteban Vesperoni, jefe de la División de Estudios Regionales del FMI, subrayando la necesidad de marcos de política económica claros que otorguen certezas en medio del desconcierto.

El dilema chileno: crecimiento versus distribución

Chile, que ha sido históricamente un referente en América Latina por su apertura económica y estabilidad macroeconómica, enfrenta hoy una tensión interna que se refleja en su desempeño en índices de libertad económica. Aunque el país ascendió tres puestos en el Índice de Libertad Económica 2025, ubicándose en el lugar 26 globalmente, aún está lejos de los niveles prepandemia y de su mejor momento en 2010, cuando estuvo en el séptimo lugar.

Este retroceso relativo se explica por factores como el aumento del gasto fiscal, mayor deuda pública y un debilitamiento en la percepción de protección a la propiedad privada, además de un aumento en delitos violentos que afecta la confianza en las instituciones. En este contexto, la recuperación observada parece más un alivio temporal tras la pandemia que un proceso consolidado de reformas estructurales.

A nivel político, la hegemonía de Morena en México y las tensiones en modelos latinoamericanos similares ofrecen una radiografía útil para Chile. El país debe enfrentar cómo equilibrar el crecimiento económico con demandas sociales crecientes por una mejor distribución de la riqueza.

“Las urnas ya no permiten un esquema donde se beneficie solo a un tercio de la sociedad”, advierten analistas, evidenciando que la polarización entre crecimiento y distribución es una batalla abierta en la región.

Volatilidad y riesgos globales: el telón de fondo

La volatilidad no solo se siente en la política y las expectativas, sino también en los mercados. El precio del café, por ejemplo, ha alcanzado su máxima volatilidad en cuatro años debido a factores climáticos y tensiones comerciales, un síntoma de la fragilidad de las cadenas globales de suministro.

En Estados Unidos, la intervención política en la gestión de datos económicos y en la Reserva Federal ha generado dudas sobre la credibilidad de las cifras oficiales y la independencia de las instituciones, profundizando la debilidad del dólar y aumentando la incertidumbre global.

Estas dinámicas afectan directamente a Chile, cuya economía depende fuertemente de exportaciones y flujos internacionales de capital, y donde la política monetaria local también ha tenido que adaptarse a ciclos de reducción y ajustes para mantener la estabilidad.

Perspectivas y tensiones internas: un modelo en prueba

El legado de la última gran revolución económica chilena, fundamentada en la apertura y la libertad económica, se encuentra bajo presión. Voces críticas recuerdan que la libertad económica y política deben ir de la mano para sostener un desarrollo sostenido y equitativo.

“¿Será Chile capaz de mantener la libertad política, económica y humana al mismo tiempo?”, preguntaban economistas desde los años 90, una interrogante que hoy resuena con fuerza ante las demandas sociales y la presión política.

El desafío para el próximo gobierno será, entonces, cómo reconstruir las bases institucionales que den estabilidad y credibilidad, sin perder de vista las demandas sociales que impulsan cambios en el modelo.

Conclusiones: incertidumbre, oportunidad y responsabilidad compartida

La economía global y regional está inmersa en un proceso de cambio profundo y prolongado, donde la incertidumbre se ha convertido en la norma y no en la excepción. Chile, como actor relevante en América Latina, debe navegar este escenario con una mirada que combine prudencia y audacia.

Es inevitable que la volatilidad continúe, pero también que surjan oportunidades para quienes sepan adaptarse y aprovechar las megatendencias, como la transición energética y la innovación tecnológica.

La tensión entre crecimiento económico y distribución social es el gran debate chileno del presente, y su resolución no pasa por negar una u otra, sino por encontrar un equilibrio dinámico que permita la construcción de un modelo más inclusivo sin sacrificar la competitividad.

Finalmente, la responsabilidad recae tanto en el sector público como en el privado. La historia reciente muestra que la desconfianza y la confrontación prolongada solo conducen a estancamiento y pérdida de capitales. Por ello, el llamado es a un diálogo constructivo, donde la flexibilidad y la visión compartida sean los pilares para enfrentar la incertidumbre con resiliencia y esperanza.

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Fuentes consultadas: FMI (Informe de Perspectivas Económicas para las Américas, 2025), Diario Financiero (Índice de Libertad Económica 2025), análisis de expertos en política económica latinoamericana y reportes de mercados internacionales.