La irrupción de una nueva generación musical en Chile: ¿Renovación o ruptura generacional?

La irrupción de una nueva generación musical en Chile: ¿Renovación o ruptura generacional?
Cultura
Música
2025-11-24
Fuentes
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- Diversidad sonora que desafía los cánones tradicionales.

- Choque generacional entre la música emergente y el público estable.

- Debate cultural sobre identidad y comercialización en la industria chilena.

En los últimos meses, la escena musical chilena ha sido testigo de una transformación que va más allá de la simple aparición de nuevos artistas. Desde junio de 2025, nombres como Gloria Simonetti, Kreamly, Val3, Lisband y Sba han irrumpido con propuestas que mezclan géneros, lenguajes y estéticas inéditas para el público local. Este fenómeno ha generado una especie de coliseo cultural donde se enfrentan las fuerzas de la tradición y la innovación.

Por un lado, los sectores más conservadores de la industria y una parte del público mayoritario observan con recelo estas propuestas, que a menudo desafían las formas y contenidos clásicos. “La música chilena siempre ha tenido una raíz fuerte en la canción popular y folclórica, y lo que vemos ahora es una fragmentación que puede diluir esa identidad”, señala un productor veterano entrevistado para este análisis.

En contraste, la generación emergente y sus seguidores defienden la pluralidad y la experimentación como reflejo de una sociedad cada vez más diversa y conectada globalmente. “Estos nuevos sonidos no solo representan estilos distintos, sino también nuevas formas de contar nuestras historias y expresar nuestras realidades”, argumenta una académica especialista en música contemporánea.

Desde el punto de vista socioeconómico, esta renovación también refleja cambios en la estructura de la industria musical chilena. La democratización de las plataformas digitales ha permitido que artistas con menos recursos y sin el respaldo de grandes sellos discográficos puedan llegar a audiencias amplias. Sin embargo, esta misma dinámica ha suscitado críticas sobre la sostenibilidad económica de estos proyectos y la calidad artística a largo plazo.

Regionalmente, la recepción ha sido desigual. Mientras en Santiago y ciudades grandes la música emergente gana terreno, en regiones más tradicionales persiste una preferencia por estilos consolidados, lo que genera un diálogo a veces tenso sobre qué representa la cultura nacional.

Finalmente, la crítica especializada ha destacado que esta etapa podría marcar un punto de inflexión para la música chilena, no solo en términos estilísticos sino también en su relación con el público y el mercado. El fenómeno no es exclusivo de Chile, pero su desarrollo local tiene matices únicos ligados a la historia cultural y social del país.

En conclusión, la aparición de Gloria Simonetti, Kreamly, Val3, Lisband y Sba como exponentes de una nueva ola musical chilena plantea preguntas sobre la identidad cultural, la economía creativa y el papel de la música como espacio de disputa generacional y social. Más allá de la polarización, queda claro que esta renovación sonora invita a repensar qué entendemos por música chilena y cómo se construye su futuro.