
El 8 de diciembre de 1980, el mundo perdió a John Lennon, uno de los músicos más influyentes del siglo XX, a manos de Mark David Chapman, un hombre que desde entonces ha solicitado repetidamente la libertad condicional, negada hasta hoy por razones que van más allá del simple castigo.
Chapman, de 70 años, cumplió 44 años en prisión y ha visto rechazada su libertad condicional por decimocuarta vez en agosto de 2025. Su crimen, que conmocionó al planeta, continúa siendo un punto de tensión entre el sistema judicial, la opinión pública y la familia de Lennon, especialmente Yoko Ono, quien se ha manifestado firmemente en contra de su liberación.
El rechazo de las autoridades no solo se fundamenta en la gravedad del crimen, sino en la premeditación y la búsqueda de notoriedad que motivaron a Chapman, quien confesó que su acto fue un "acto extremadamente egoísta" para alcanzar la fama. Además, las preocupaciones de seguridad pública persisten, pues su liberación podría desencadenar represalias violentas.
"Lo maté porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón y yo buscaba muchísima mi propia gloria. Muy egoísta", admitió Chapman en audiencias anteriores.
Pero la historia de Lennon no se reduce a su trágico final. Su vida estuvo marcada también por profundas pérdidas personales, como la de su madre, Julia Stanley, quien murió atropellada por un policía inexperto en 1958. Este hecho dejó una huella imborrable en Lennon, reflejada en canciones como "Julia" y "Mother", que revelan el dolor y la complejidad de su relación con la figura materna.
Julia Stanley murió en el acto tras ser atropellada en un cruce peatonal en Liverpool cuando John tenía 17 años. Nigel Walley, amigo de Lennon, fue testigo del accidente y recordó el impacto que tuvo en la personalidad del músico, quien se volvió más reservado y solitario tras la pérdida.
En paralelo a estas tragedias, la memoria visual de Lennon también guarda momentos inéditos. Robert Morgan, pintor y vecino del edificio Dakota en Nueva York, presenció la agonía de Lennon tras los disparos pero decidió no fotografiarlo. En lugar de eso, plasmó la escena en un cuadro, priorizando la dignidad y el respeto en un momento de vulnerabilidad extrema.
"Vi a John moviéndose en el suelo, pero me di cuenta que no podía hacer esa foto a una persona que se está muriendo, no me parecía justo", explicó Morgan.
Musicalmente, Lennon fue un artista en constante evolución, abierto a nuevos sonidos y estilos. En 1974, confesó su admiración por la canción disco "Rock Your Baby" de George McCrae, y lamentó no haberla compuesto, señalando que su estilo era "demasiado literal" para escribir ese tipo de música. Su obra refleja una fusión de influencias que van desde el rock and roll clásico hasta la música disco, y su legado sigue siendo objeto de análisis y reinterpretación.
Finalmente, la familia de Lennon también ha expresado su cansancio frente a la constante explotación mediática de la figura del músico. Julia Baird, hermanastra de John, criticó los nuevos proyectos biográficos que, según ella, no respetan la esencia ni el contexto cultural del artista, y cuestionó la elección de actores que no representan auténticamente su origen ni su identidad.
Este conjunto de hechos, voces y memorias conforman un mosaico complejo que invita a reflexionar sobre la fama, la violencia, el duelo y la construcción de la memoria cultural. El asesinato de John Lennon no solo fue un hecho puntual, sino un episodio que sigue generando debates sobre justicia, perdón y legado.
Desde 1980 hasta 2025, el rechazo a la libertad condicional de Chapman ha sido constante, reflejando la persistente herida que dejó la muerte de Lennon en la sociedad. La historia de Lennon es, en definitiva, una tragedia que trasciende el tiempo y que, a 45 años de su muerte, sigue resonando en múltiples dimensiones: personal, social y cultural.