
El 24 de junio de 2025, un accidente en la intersección de Baldomero Lillo con Avenida Santa Rosa, en La Pintana, dejó una huella imborrable en la memoria de la comuna. Dos personas murieron y cinco resultaron heridas, incluyendo a una mujer que dio a luz en el mismo paradero donde ocurrió la colisión. La escena, dramática y desgarradora, capturó la atención pública y puso en evidencia múltiples tensiones sociales y estructurales.
El vehículo involucrado se desplazaba por la pista exclusiva para buses, en una carrera contrarreloj hacia el hospital, pues la mujer estaba en trabajo de parto. La velocidad y la elección de esa vía, prohibida para vehículos particulares, fueron factores determinantes en la gravedad del impacto. Al llegar a la esquina, el automóvil colisionó con otro vehículo y terminó impactando violentamente contra un paradero, donde la mujer tuvo que dar a luz de emergencia.
Desde el ámbito oficial, la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) de Carabineros ha enfatizado la necesidad de esclarecer las causas, apuntando a la velocidad y al uso indebido de la pista exclusiva. "El impacto fue muy fuerte, el vehículo incluso llegó por sobre la vereda", señalaron en un reporte preliminar.
En contraste, organizaciones sociales y vecinos de La Pintana han puesto en el centro del debate la falta de infraestructura adecuada y la precariedad del sistema de salud pública, que obliga a situaciones extremas como esta. Para ellos, la tragedia es un síntoma de desigualdades estructurales que se manifiestan en la urgencia y el riesgo asumido por quienes no tienen otra opción.
En términos políticos, la derecha ha enfatizado la responsabilidad individual y el respeto a las normas de tránsito, mientras que sectores de izquierda han llamado a revisar la planificación urbana y el acceso a servicios de salud oportunos, señalando que la tragedia no es solo un accidente, sino un reflejo de fallas sistémicas.
Este accidente ha generado un debate público sobre la seguridad vial, la infraestructura y la atención sanitaria de urgencia en zonas periféricas. La emergencia del parto en el lugar del accidente ha expuesto la fragilidad del sistema de salud y la urgencia de mejorar las condiciones para quienes habitan comunas vulnerables.
A casi cinco meses del suceso, las investigaciones oficiales avanzan lentamente, mientras que la comunidad sigue demandando respuestas y cambios concretos. La tragedia en La Pintana no solo dejó muertos y heridos, sino que también puso en evidencia la compleja interacción entre desigualdad social, infraestructura urbana y gestión pública.
Este episodio nos recuerda que detrás de cada accidente hay historias humanas que interpelan a la sociedad en su conjunto, y que la prevención requiere mirar más allá de la inmediatez para abordar causas profundas y estructurales.