Centros de ayuda en Gaza cesan operaciones tras controversia: ¿humanitarismo o instrumento político?

Centros de ayuda en Gaza cesan operaciones tras controversia: ¿humanitarismo o instrumento político?
Internacional
América Latina
2025-11-24
Fuentes
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- Cierre abrupto de una ONG respaldada por EE.UU. e Israel tras entregar 187 millones de comidas.

- Choque de narrativas: Washington celebra éxito; Hamas denuncia complicidad en crímenes.

- Impacto social y político: ¿ayuda efectiva o herramienta de control en un conflicto sin fin?

Un desenlace polémico en Gaza tras meses de ayuda humanitaria que dejó más preguntas que respuestas. La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una organización auspiciada por Estados Unidos e Israel, anunció el cese de sus operaciones después de entregar más de 187 millones de comidas gratuitas a civiles palestinos durante poco más de cuatro meses. La iniciativa se presentó como un modelo innovador para evitar que la ayuda alimentaria fuera desviada por Hamas u otros actores armados, en un contexto marcado por un alto el fuego frágil y una crisis humanitaria sin precedentes.

Desde Washington, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Thomas Pigott, calificó el modelo de GHF como "fundamental para que Hamas se sentara a la mesa de negociaciones" y lograra un alto el fuego. "GHF ha compartido valiosas lecciones aprendidas con nosotros y nuestros socios", afirmó Pigott, subrayando que la entrega directa de alimentos evitó el saqueo y la corrupción.

Sin embargo, la narrativa oficial estadounidense contrasta con la posición de Hamas, que acusa a GHF de ser parte de un sistema de seguridad de la ocupación y de implementar mecanismos inhumanos de distribución que provocaron la muerte y heridas de cientos de personas. "Muchos han muerto y miles han resultado heridos cuando intentaban conseguir una rebanada de pan por los disparos de francotiradores y los asesinatos deliberados", denunció el grupo islamista, que ha solicitado la intervención de tribunales internacionales para procesar a los responsables.

Esta disonancia refleja un choque de percepciones que va más allá de la ayuda alimentaria y se enmarca en el conflicto más amplio y complejo entre Israel y Palestina. Mientras GHF sostiene haber construido un "nuevo modelo desde cero" que salvó vidas y devolvió dignidad, Hamas lo ve como una extensión de la ocupación y una estrategia para controlar y debilitar a la población civil.

En términos operativos, GHF distribuyó además 1,1 millones de paquetes complementarios para niños desnutridos y estableció canales que priorizaban a mujeres, niños y ancianos, con un equipo mixto de profesionales estadounidenses y locales. No obstante, la organización denunció la falta de colaboración de otras agencias humanitarias tradicionales, lo que pone en evidencia las tensiones dentro del ecosistema de ayuda en Gaza.

Este episodio se inserta en un contexto donde la ONU y otras organizaciones internacionales han denunciado reiteradamente la crisis humanitaria agravada por la destrucción masiva de infraestructura, las restricciones de movimiento y la violencia persistente. Las recientes lluvias invernales, que dejaron inhabitables el 93% de las tiendas de campaña para desplazados, sumaron una nueva capa de urgencia a una situación ya crítica.

Desde una perspectiva regional y social, la comunidad gazatí enfrenta una paradoja cotidiana: la ayuda que salva vidas también puede convertirse en un campo de batalla simbólico y material, donde se disputan legitimidades y se profundizan heridas históricas.

Conclusiones y consecuencias:

- La experiencia de GHF evidencia que la ayuda humanitaria en Gaza no es solo un asunto logístico, sino un terreno político en sí mismo, donde cada acción es interpretada y re-significada según intereses divergentes.

- La controversia pone en cuestión la eficacia y la ética de modelos de ayuda que operan bajo el amparo de actores con agendas políticas claras, y que pueden generar dependencia o exclusión.

- La población civil sigue atrapada en medio de estas disputas, sufriendo las consecuencias directas de la violencia, el hambre y la precariedad, mientras las soluciones estructurales a largo plazo permanecen esquivas.

- La comunidad internacional debe repensar sus estrategias, priorizando la transparencia, la inclusión de voces locales y el respeto a los derechos humanos para evitar que la asistencia se convierta en un instrumento más del conflicto.

Este cierre marca un punto de inflexión en la crisis de Gaza, que invita a una reflexión profunda sobre cómo se concibe y se implementa la ayuda en zonas de conflicto, y sobre la necesidad de abordar las raíces políticas y sociales que perpetúan el sufrimiento de millones.

Fuentes consultadas incluyen reportes de La Tercera, declaraciones oficiales del Departamento de Estado de EE.UU., comunicados de Hamas y análisis de agencias internacionales de ayuda.