
El dólar en Chile retrocede bajo la sombra del cierre del gobierno en Estados Unidos y un Imacec que decepciona. El 1 de octubre de 2025, el dólar-peso abrió a la baja, tocando los $959,1, luego de que Washington enfrentara su primer cierre de gobierno desde 2018. Este escenario se combina con un crecimiento económico en Chile que apenas alcanzó un 0,5% interanual en agosto, menos de la mitad de lo esperado, según datos oficiales del Banco Central.
En el centro del ring, el cierre del gobierno estadounidense. La incapacidad del Congreso para llegar a un acuerdo presupuestario ha desatado una ola de incertidumbre global. Chris Turner, head global de mercados de ING, señaló que "el dólar global se ha debilitado tras el cierre, con temores a una prolongación que afectaría la confianza y seguridad laboral". Por su parte, Derek Halpenny de MUFG advierte que si la situación se extiende, el mercado anticiparía recortes de tasa que presionarían aún más al billete verde.
Chile, en su propia arena, enfrenta un desafío económico inesperado. El débil Imacec de agosto, con un crecimiento de sólo 0,5%, ha sorprendido a analistas y agentes económicos. Esta cifra se contrapone a las proyecciones optimistas previas y añade presión sobre la moneda local. El cobre, motor histórico de la economía chilena, mostró un leve repunte, pero insuficiente para compensar las dudas sobre la actividad interna.
Las posturas se dividen y el debate se intensifica. Desde el sector financiero, se observa con preocupación que el alza de costos laborales y la desaceleración en la creación de empleo impactan directamente en la confianza empresarial. Juan Bravo, economista, apunta que "los datos recientes reflejan que el mercado laboral comienza a ceder ante presiones inflacionarias y políticas monetarias restrictivas". En contraste, voces del gobierno insisten en que se mantienen fundamentos sólidos para la recuperación, destacando avances en políticas sociales y reformas estructurales.
Regiones y ciudadanía también sienten el golpe. En zonas dependientes de la minería y exportaciones, la volatilidad del dólar y la incertidumbre global han generado inquietud entre trabajadores y pequeños empresarios. Mientras tanto, el consumidor urbano percibe una inflación persistente en alimentos y combustibles, erosionando el poder adquisitivo.
Verdades que emergen tras el combate. El cierre del gobierno en EEUU y el débil desempeño económico local no son hechos aislados, sino piezas de un complejo rompecabezas global y nacional. La interdependencia de las economías y la fragilidad de las expectativas marcan un escenario donde la estabilidad monetaria y el crecimiento real están en juego. La pregunta que queda para Chile es cómo navegar esta tormenta combinada sin perder la brújula hacia un desarrollo sostenible y equitativo.
Este episodio invita a un análisis sereno y plural, reconociendo las tensiones y contradicciones que enfrentan los distintos actores. La volatilidad del dólar y la economía chilena reflejan no solo cifras, sino historias humanas y políticas que aún están en disputa, y que demandan respuestas más allá de la urgencia informativa.