Sismo en Quillagua: Un temblor que reaviva la memoria y la fragilidad del norte chileno

Sismo en Quillagua: Un temblor que reaviva la memoria y la fragilidad del norte chileno
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-24
Fuentes
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- Sismo de magnitud 4.3 sacudió Quillagua el 22 de junio de 2025.

- Profundidad considerable de 116 km, atenuando daños pero no la inquietud.

- Reacciones diversas entre autoridades, expertos y comunidades locales, que revelan tensiones históricas y sociales.

El 22 de junio de 2025, a las 16:46 horas, un sismo de magnitud 4.3 sacudió la región de Quillagua, en el extremo norte de Chile. El epicentro se ubicó a 69 kilómetros de esta localidad, con una profundidad de 116 kilómetros, según reportó el Centro Sismológico Nacional (CSN). Aunque la intensidad no alcanzó niveles catastróficos, el evento reabrió viejas heridas y puso en evidencia la compleja relación entre la naturaleza y la sociedad en esta zona marcada por la actividad sísmica y la histórica marginalidad de sus habitantes.

Un temblor que despierta voces encontradas

La reacción oficial fue rápida: las autoridades locales y nacionales enfatizaron la ausencia de daños estructurales graves y recordaron las recomendaciones básicas para enfrentar situaciones de emergencia. Sin embargo, en Quillagua, la percepción fue menos tranquila. “Este sismo nos recuerda que vivimos en un territorio donde la tierra se mueve, pero también donde la precariedad y la falta de inversión nos hacen más vulnerables,” comentó una dirigente vecinal que prefirió mantener el anonimato.

Desde una perspectiva política, el sismo fue interpretado como un llamado de atención para el Gobierno, que en los últimos años ha sido cuestionado por no priorizar adecuadamente las inversiones en infraestructura resistente ni en planes de prevención en zonas apartadas y con alta actividad sísmica. Mientras sectores oficialistas subrayaron la eficacia del sistema de alerta y la preparación ciudadana, voces opositoras denunciaron una respuesta insuficiente y la persistencia de desigualdades históricas.

El norte chileno entre el Anillo de Fuego y la exclusión social

Este episodio no es aislado. Chile se encuentra en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una de las regiones con mayor actividad sísmica y volcánica del planeta. El norte del país, en particular, ha experimentado numerosos movimientos telúricos que han moldeado tanto el paisaje como la vida de sus comunidades.

Históricamente, Quillagua y sus alrededores han sido zonas de alta vulnerabilidad social y económica, con poblaciones indígenas y campesinas que enfrentan dificultades para acceder a servicios básicos y a una adecuada protección ante desastres naturales. Los expertos en gestión de riesgos han señalado que la falta de políticas inclusivas y de inversión sostenida profundiza la fragilidad de estas comunidades.

Perspectivas desde la academia y la sociedad civil

Académicos y organizaciones sociales han insistido en que el sismo de junio debe ser un punto de inflexión para repensar las estrategias de prevención y resiliencia. “No basta con alertar y reaccionar, es imprescindible construir capacidades locales y atender las desigualdades estructurales que amplifican el impacto de estos eventos,” afirmó una investigadora en geografía humana de la Universidad de Antofagasta.

Por su parte, algunas ONGs han aprovechado la oportunidad para promover campañas de educación y simulacros comunitarios, buscando empoderar a los habitantes y reducir la ansiedad que suele acompañar a la incertidumbre sísmica.

Constataciones y lecciones visibles

Después de casi cinco meses, el sismo de Quillagua se muestra como un recordatorio contundente de que la actividad sísmica es un fenómeno constante, pero que sus consecuencias dependen en gran medida de la preparación, la equidad y la atención política que se le otorgue a las zonas más vulnerables.

En definitiva, la magnitud moderada del temblor no minimiza la urgencia de fortalecer los sistemas de protección civil y la infraestructura social en el norte chileno. La tragedia no fue mayor esta vez, pero la historia de este territorio y su gente sigue marcada por la tensión entre la fuerza implacable de la naturaleza y las desigualdades humanas que condicionan la capacidad de respuesta.

Este episodio invita a una reflexión profunda: la seguridad frente a los desastres naturales no es solo un asunto técnico, sino también político y social, donde la justicia y la inclusión deben jugar un papel central para evitar que la próxima sacudida se transforme en una tragedia irreversible.

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Fuentes consultadas: Centro Sismológico Nacional, dirigentes vecinales de Quillagua, académicos de la Universidad de Antofagasta, informes de ONGs locales y medios nacionales como Infobae.