
En un contexto marcado por la expectativa y la incertidumbre, el peso chileno ha mostrado una recuperación frente al dólar que, aunque modesta, ha generado un debate profundo entre economistas, políticos y ciudadanos sobre el futuro económico del país.El 20 de junio de 2025, el dólar se cotizó en 939,65 pesos, registrando una baja del 0,16% respecto al día anterior y encadenando tres jornadas consecutivas a la baja. Este movimiento, aunque pequeño, rompe con la tendencia alcista que se había mantenido durante el último año, y abre un espacio para cuestionar si Chile está entrando en un periodo de mayor estabilidad cambiaria o si se trata de una pausa pasajera en un ciclo aún inestable.
El Banco Central de Chile proyectó un crecimiento del PIB real del 2,2% para 2025, cifra que representa un repunte tras años de bajo crecimiento y ajustes monetarios. Sin embargo, la prudencia domina el discurso oficial y académico. La inflación, aunque en descenso, sigue presionada por precios altos en combustibles y alimentos, lo que limita la posibilidad de una relajación rápida en las tasas de interés.Como señala el economista José Martínez, "la recuperación es real pero frágil; cualquier choque externo puede revertir el avance".
Desde la vereda social, la mejora económica no ha llegado con la misma fuerza a todos los sectores. La desigualdad, persistente y elevada según estándares internacionales, sigue siendo un lastre que condiciona la demanda interna y la confianza ciudadana. La discusión sobre la implementación de un impuesto a la riqueza, aunque recurrente, no ha logrado consenso, reflejando la tensión entre sectores que ven en esta medida una herramienta para redistribuir y otros que la consideran un freno al crecimiento.
En regiones mineras y exportadoras, el fortalecimiento del peso es recibido con esperanza, pues reduce costos en insumos importados y mejora la rentabilidad en moneda local. Sin embargo, sectores industriales y exportadores agrícolas advierten que un peso fuerte puede afectar la competitividad internacional.María González, representante de una asociación agrícola en la Región del Maule, comenta: "Un peso más fuerte puede ser un arma de doble filo para nuestros productos en el exterior".
Por otro lado, la inversión extranjera directa (IED), aunque alentada por el fenómeno del nearshoring, permanece por debajo de los niveles de hace una década. Expertos atribuyen esta situación a problemas estructurales como el costo del capital, la educación insuficiente de la fuerza laboral, y la inestabilidad social que ha marcado los últimos años.La IED no ha logrado despegar a pesar de los incentivos y la promoción internacional.
El peso chileno, con una historia que se remonta a 1817, ha atravesado múltiples transformaciones. La regulación del Banco Central y las decisiones sobre la circulación de monedas y billetes reflejan un esfuerzo constante por mantener su estabilidad y funcionalidad.Desde 2018, se ha iniciado el retiro progresivo de monedas antiguas para modernizar la circulación. Sin embargo, el peso enfrenta hoy desafíos que van más allá de la gestión monetaria: la deuda pública alcanzó un nivel histórico del 37%, y las presiones inflacionarias, junto con un mercado laboral que aún no se recupera plenamente, conforman un escenario complejo.
El retroceso del dólar frente al peso no es un hecho aislado, sino el resultado de una combinación de factores internos y externos que configuran un escenario económico con luces y sombras. La estabilidad cambiaria es un objetivo deseado, pero para que se consolide, Chile deberá abordar sus desafíos estructurales: mejorar la productividad, atraer inversión sostenible, reducir la desigualdad y fortalecer la confianza social.
La discusión abierta entre economistas, políticos y sectores productivos revela que no existe una única lectura sobre el futuro del peso. Más bien, se trata de un coliseo donde se enfrentan visiones diversas que, lejos de neutralizarse, enriquecen el debate público y permiten a la ciudadanía formarse una opinión crítica y fundada.
En definitiva, el peso chileno, más que una simple moneda, es un reflejo de las tensiones y esperanzas de un país que busca su rumbo en un mundo globalizado y desafiante.