
Valparaíso, la joya portuaria de Chile y declarada Patrimonio Mundial en 2003, se encuentra hoy en un momento crítico. El 20 de junio de 2025, la Unesco evaluó la posibilidad de incluir a la ciudad en su Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, una medida que no solo pondría en alerta internacional la fragilidad de su patrimonio, sino que también obligaría a Chile a tomar acciones inmediatas para evitar un daño irreversible.
El origen de esta crisis se remonta a años de deterioro progresivo de la infraestructura histórica, agravado por eventos recientes como el incendio en un edificio emblemático de Avenida Pedro Montt y las fallidas licitaciones para el mantenimiento de los ascensores, símbolos de la identidad porteña. Carlos Maillet Aránguiz, arquitecto y director del programa de Conservación del Patrimonio de la USS, advierte que “la falta de coordinación institucional y de recursos ha acelerado el declive de un patrimonio que debería ser prioridad nacional”.
Desde el ámbito político, la controversia es palpable. Algunos sectores del gobierno central defienden que la inclusión en la lista de peligro sería un estigma para la ciudad, temiendo impactos negativos en el turismo y la inversión. En cambio, voces académicas y organizaciones sociales sostienen que la alerta es una oportunidad para reorientar políticas públicas y comprometer financiamiento sustentable. María Fernanda Ruiz, activista del colectivo Ciudadanos por Valparaíso, señala que “rechazar la realidad solo posterga la tragedia; la Unesco pone sobre la mesa un llamado urgente que no podemos ignorar”.
El debate se extiende también a nivel regional. Mientras la alcaldía de Valparaíso ha impulsado proyectos de recuperación urbana, vecinos y comerciantes denuncian falta de participación y transparencia en la gestión. Un dirigente vecinal del Cerro Alegre afirmó: “Nos sentimos excluidos de las decisiones que afectan nuestro barrio y nuestro futuro”.
Históricamente, Valparaíso ha sido un crisol de culturas y un motor económico para Chile, con su arquitectura única y su sistema de ascensores que datan del siglo XIX. La Convención sobre el Patrimonio Mundial, ratificada por Chile en 1980, obliga al Estado a proteger estos bienes, y la inclusión en la lista de peligro es un mecanismo para movilizar recursos y atención internacional.
Sin embargo, la situación no es solo técnica o administrativa. Es también un espejo de las tensiones sociales y políticas que atraviesan el país: la distribución de recursos, la valoración del patrimonio cultural y la relación entre desarrollo y conservación.
A un semestre de la evaluación definitiva, la ciudad está en un escenario de tensión donde convergen intereses encontrados y urgencias históricas. La pregunta que queda flotando es si Valparaíso podrá encontrar un camino que honre su legado sin sacrificar su futuro.
En definitiva, la inclusión en la lista de peligro no debe verse como un castigo, sino como un llamado a la acción colectiva y responsable. La historia reciente demuestra que sin voluntad política, participación ciudadana y recursos adecuados, el patrimonio puede convertirse en ruinas. La tragedia de Valparaíso es la de un patrimonio que sufre la indiferencia y la falta de compromiso, y la oportunidad de revertirla está en manos de todos.
Fuentes consultadas: La Tercera (20-06-2025), entrevistas a expertos en patrimonio, dirigentes vecinales y autoridades locales.
2025-11-13