
El accidente ocurrido el 19 de junio de 2025 en el kilómetro 332 de la Ruta 5 Norte, en las cercanías de Ovalle, sigue siendo un capítulo doloroso para la Región de Coquimbo. Una colisión seguida de un vuelco dejó dos adultos fallecidos y una niña de 13 años en estado crítico. Seis meses después, la tragedia ha desnudado no solo fallas en infraestructura, sino también tensiones entre autoridades, víctimas y comunidades locales.
El vehículo involucrado, con cinco ocupantes, impactó primero contra una barrera de contención y luego contra las barreras New Jersey. De acuerdo con los informes policiales, el conductor y una mujer pasajera murieron en el lugar, mientras que la menor fue trasladada en estado grave a un centro asistencial. Los otros ocupantes resultaron con lesiones leves y se recuperaron.
Desde el ámbito oficial, Carabineros y el Ministerio de Transporte apuntan a un posible exceso de velocidad y condiciones climáticas adversas como factores determinantes. Sin embargo, organizaciones civiles y vecinos del sector han cuestionado la calidad y el mantenimiento de las barreras de seguridad en Cuesta el Teniente.
"Las barreras no cumplen con los estándares necesarios para evitar este tipo de accidentes, y la señalización es insuficiente," denuncia la vocera de una agrupación local de víctimas de siniestros viales.
Por otro lado, expertos en seguridad vial consultados por este medio señalan que, aunque la infraestructura es importante, la responsabilidad última recae en la conducción y el cumplimiento de normas.
La tragedia ha reabierto el debate sobre la inversión en seguridad vial en las rutas nacionales, especialmente en corredores tan transitados como la Ruta 5 Norte. La Gobernación de Limarí anunció una revisión integral del tramo, prometiendo mejoras en señalización y reforzamiento de barreras.
"No podemos permitir que tragedias como esta se repitan. La seguridad de quienes transitan por nuestras carreteras es prioridad," afirmó el gobernador regional en una reciente declaración pública.
Simultáneamente, la familia de la menor herida ha iniciado acciones legales contra el concesionario de la ruta, señalando negligencia en el mantenimiento vial.
Tras medio año de investigación y análisis, se concluye que el accidente fue el resultado de una compleja interacción entre factores humanos, técnicos y estructurales. No existe una única causa, sino una cadena de fallas que desembocaron en la tragedia.
La discusión pública ha dejado en evidencia la necesidad urgente de una política vial más rigurosa y participativa, que integre a autoridades, expertos y comunidades. Además, la experiencia de la niña sobreviviente, aún en recuperación, simboliza el costo humano que se paga cuando esas redes fallan.
Este caso invita a una mirada crítica y profunda sobre cómo Chile enfrenta la seguridad en sus rutas, la responsabilidad compartida y la justicia para las víctimas, más allá del impacto inmediato de la noticia. La memoria de Ovalle permanece como un llamado a la acción sostenida y al aprendizaje colectivo.