Trump extiende nuevamente el plazo para la desvinculación de TikTok: ¿Estrategia política o maniobra de poder?

Trump extiende nuevamente el plazo para la desvinculación de TikTok: ¿Estrategia política o maniobra de poder?
Internacional
Estados Unidos
2025-11-25
Fuentes
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- Prórroga inesperada de 90 días para que TikTok se desligue de ByteDance.

- Tensión entre seguridad nacional y libertad digital en EE.UU.

- Impacto político y social que trasciende el debate tecnológico.

Un juego de tiempos y poder se ha desplegado desde Washington y ha puesto en jaque a TikTok, la red social que, pese a su popularidad, sigue siendo un caballo de batalla en la guerra tecnológica y geopolítica entre Estados Unidos y China. El 19 de junio de 2025, el expresidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que extiende por 90 días el plazo para que TikTok se desligue de su matriz china ByteDance, una decisión que, a más de cinco meses, revela mucho más que un simple ajuste en un calendario de negociaciones.

La historia comenzó meses antes, cuando la administración Biden heredó un mandato del Congreso para exigir a TikTok la desvinculación de cualquier control chino, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional y la privacidad de los datos de los estadounidenses. El plazo original vencía en abril, pero Trump ya había concedido una prórroga de 75 días, que ahora se amplió a 90. Esta extensión no es sólo un aplazamiento técnico, sino un reflejo de la compleja tensión política que atraviesa la relación bilateral y la política interna estadounidense.

Desde el ala republicana, la decisión ha sido interpretada como una maniobra estratégica. “Tengo un punto débil con TikTok”, admitió Trump en su momento, señalando que la plataforma contribuyó a su triunfo electoral al conectar con el electorado joven. Para sus simpatizantes, mantener TikTok operativo en EE.UU. es también preservar un canal clave de comunicación y cultura popular.

En contraste, voces demócratas y expertos en seguridad han expresado preocupación por la influencia china y el riesgo de espionaje, defendiendo una postura más firme y menos flexible. “La protección de los datos y la soberanía digital no pueden quedar en segundo plano”, advierten analistas de ciberseguridad. La administración Biden, aunque heredó la presión legislativa, ha mostrado una actitud más pragmática, buscando un equilibrio entre regulación y apertura tecnológica.

En el terreno social, la prórroga ha generado un debate intenso entre usuarios y creadores de contenido, que ven en TikTok no sólo una plataforma de entretenimiento, sino un espacio para la expresión cultural y la construcción de comunidades digitales. “Cerrar TikTok sería un golpe para la diversidad digital y la libertad de expresión”, sostiene un colectivo de creadores estadounidenses. Sin embargo, también hay quienes alertan sobre la dependencia tecnológica y la vulnerabilidad ante intereses extranjeros.

Mirando hacia atrás, esta saga no es un episodio aislado, sino parte de un patrón global donde las tecnologías digitales se convierten en piezas clave de la geopolítica. La decisión de Trump, ahora ya en el pasado reciente, dejó en evidencia que las medidas contra TikTok no se limitan a la seguridad, sino que están cargadas de simbolismos políticos, electorales y culturales.

Finalmente, lo que queda claro es que la prórroga de 90 días fue una tregua temporal en un conflicto que sigue abierto. La negociación para que TikTok se desligue completamente de ByteDance continúa, pero la plataforma sigue operando, mientras Estados Unidos enfrenta la encrucijada de proteger su seguridad sin sacrificar la innovación y la libertad digital.

Este episodio revela las contradicciones y desafíos que enfrentan las democracias modernas al intentar regular tecnologías globales en un mundo fragmentado por intereses nacionales y rivalidades estratégicas. La historia de TikTok en Estados Unidos es, en definitiva, una ventana al futuro de la soberanía digital y la política internacional.