
En los meses posteriores a junio de 2025, la posibilidad de que Estados Unidos se involucre en un conflicto bélico con Irán ha expuesto una fractura inédita en el movimiento Make America Great Again (MAGA), tradicionalmente monolítico en su respaldo al expresidente Donald Trump.El 19 de junio, voces como Steve Bannon y Marjorie Taylor Greene manifestaron públicamente su rechazo a una intervención militar directa en Medio Oriente. Esta división no solo refleja un debate sobre la política exterior, sino que pone en jaque la cohesión de una base electoral que fue clave para las victorias de Trump en 2016 y 2024.
Por un lado, figuras como Bannon, uno de los arquitectos de la coalición "America First", han abogado por la cautela. En eventos públicos y en su podcast "War Room", Bannon advirtió sobre los riesgos de un nuevo Irak, subrayando que el cambio de régimen en Irán debe surgir desde el pueblo iraní y no ser impuesto desde el exterior.“No podemos hacer esto de nuevo. Vamos a desgarrar al país. No podemos tener otro Irak”, afirmó en Washington. En sintonía, Marjorie Taylor Greene expresó en redes sociales su hartazgo con las guerras extranjeras, posicionándose contra una intervención total de EE.UU.
En contraste, sectores más intervencionistas dentro del Partido Republicano, representados por figuras como el senador Lindsey Graham, han instado a Trump a respaldar la ofensiva israelí y a "terminar el trabajo" contra Irán, que consideran una amenaza existencial para Israel y la estabilidad regional.Este sector sostiene que un Irán con capacidad nuclear desataría una carrera armamentista en Medio Oriente, poniendo en riesgo no solo a Israel sino también a los intereses estadounidenses.
El propio Trump ha intentado navegar estas aguas turbulentas desde la Casa Blanca. Aunque ha reiterado su rechazo a que Irán obtenga armas nucleares, ha reconocido la molestia dentro de su base y ha evitado tomar una decisión definitiva.“Mis partidarios me quieren más que nunca, y yo los quiero más que en tiempos de elecciones. Solo quiero una cosa: Irán no puede tener un arma nuclear”, declaró. Sin embargo, su cambio desde una postura inicial diplomática hacia un respaldo a la ofensiva israelí ha generado incertidumbre y tensión en un movimiento que históricamente ha privilegiado el aislacionismo.
La fractura se hizo pública en un episodio viral donde el ex presentador de Fox News, Tucker Carlson, confrontó al senador Ted Cruz por su apoyo a un cambio de régimen en Irán. Este choque ejemplifica la disonancia cognitiva dentro del ala conservadora, que oscila entre un nacionalismo estricto y un intervencionismo pragmático.
Marc Short, exdirector legislativo de Trump, describió esta división como "una fractura bastante grande", aunque confía en que la lealtad a Trump prevalecerá por sobre las diferencias ideológicas.
Esta disputa interna no es solo un choque de ideas, sino que podría afectar la estabilidad política de Trump y la estrategia republicana de cara a las elecciones de medio término de 2026, donde mantener el control del Congreso es clave. Además, la inclinación de Trump hacia un respaldo militar a Israel podría complicar sus esfuerzos diplomáticos en otras regiones, como Ucrania y acuerdos comerciales.
Desde una mirada más amplia, este episodio revela la complejidad de la política exterior estadounidense en un mundo multipolar y el desafío que representa para líderes como Trump equilibrar las demandas de sus bases con las realidades geopolíticas.
Lo que queda claro, tras meses de debates y tensiones, es que el movimiento MAGA ya no es un bloque homogéneo. La amenaza de guerra con Irán ha sacado a la luz diferencias profundas que desafían la narrativa simplista del apoyo incondicional a Trump.
Por otro lado, la posición de Trump, que oscila entre la firmeza en impedir que Irán obtenga armas nucleares y la cautela para evitar otro conflicto prolongado, refleja la encrucijada en que se encuentra su liderazgo y la política estadounidense en general.
Finalmente, la coyuntura confirma que las decisiones sobre intervenciones militares no solo se juegan en el terreno diplomático o bélico, sino también en el escenario político interno, donde las lealtades y las ideas compiten en un coliseo de pasiones y cálculos estratégicos.
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Fuentes consultadas: Reuters, Diario Financiero, declaraciones públicas de Steve Bannon, Marjorie Taylor Greene, Lindsey Graham, Donald Trump, y análisis políticos de expertos en política estadounidense.