
La designación de Nicolás Maduro como terrorista por parte de Estados Unidos marca un punto de inflexión en la crisis venezolana que ha ido madurando durante meses. El 24 de noviembre de 2025, el Departamento de Estado estadounidense incluyó a Maduro y a altos funcionarios de su gobierno en la lista de miembros de una organización terrorista internacional, conocida como el Cartel de los Soles. Este grupo, lejos de ser un cartel tradicional, se describe como una red fragmentada de militares y funcionarios venezolanos involucrados en el narcotráfico y la corrupción, según el think tank Insightcrime.
Esta medida no solo endurece las sanciones económicas, sino que amplía las herramientas legales y militares de Washington, en un contexto de despliegue militar sin precedentes en el Caribe. La Operación Lanza del Sur concentra cerca del 20% del poder naval estadounidense global, incluyendo el portaaviones Gerald Ford, cazas F-35 y alrededor de 15.000 soldados. Este despliegue ha realizado ataques a embarcaciones sospechosas de narcotráfico, causando al menos 83 muertos, y ha generado una tensión creciente en la región.
### Perspectivas enfrentadas: entre la legitimidad y la presión
Desde el gobierno estadounidense, la designación es un paso estratégico para justificar posibles acciones militares y presionar por la caída de Maduro, a quien no reconocen como presidente legítimo. El secretario de Defensa Pete Hegseth afirmó que la medida 'da a nuestro Departamento más herramientas para ofrecerle opciones al presidente'. Por su parte, el expresidente Donald Trump ha declarado que esta calificación permite atacar infraestructura vinculada al régimen chavista y ha autorizado operaciones encubiertas en territorio venezolano.
En contraste, el gobierno venezolano y sus aliados califican esta acción como una agresión que busca desestabilizar aún más el país. Maduro ha denunciado que Estados Unidos intenta 'desencadenar acciones violentas y sembrar un conflicto', mientras que sectores críticos alertan sobre el riesgo de una escalada militar que podría profundizar la crisis humanitaria y política.
### Impacto regional y voces ciudadanas
La tensión no solo se siente en Caracas y Washington. Países vecinos, como Trinidad y Tobago, han sido escenario de maniobras militares, y la suspensión de vuelos internacionales sobre Venezuela refleja la incertidumbre en la región. Organizaciones sociales y expertos en derechos humanos advierten que la militarización puede agravar la situación de los venezolanos, ya afectados por años de crisis económica y migración masiva.
Algunos analistas sugieren que la inclusión del Cartel de los Soles en la lista terrorista refleja una estrategia estadounidense que mezcla la lucha contra el narcotráfico con objetivos geopolíticos, mientras que otros cuestionan la efectividad y moralidad de esta presión, señalando que ha exacerbado la polarización interna en Venezuela.
### Constataciones y consecuencias
La designación de Maduro como terrorista y el despliegue militar estadounidense evidencian un cambio en la dinámica de la crisis venezolana, pasando de sanciones y aislamiento a una fase de confrontación más directa. Aunque formalmente esta calificación no autoriza el uso inmediato de la fuerza, abre la puerta a acciones encubiertas y posiblemente a operaciones militares más amplias.
Este escenario plantea varias certezas: la crisis venezolana no se resolverá sin considerar las complejas redes de poder y corrupción internas; la presión externa, en particular desde Estados Unidos, seguirá siendo un factor determinante; y la población civil seguirá siendo la principal afectada, atrapada en un conflicto que trasciende fronteras.
En definitiva, la historia que parecía congelada en un ciclo de sanciones y diálogos estancados ha entrado en una nueva etapa, con actores que juegan sus cartas en un tablero donde la violencia, la política y la geopolítica se entrelazan de manera aún más intensa.