Una alianza que se desmorona
En noviembre de 2025, la relación entre Donald Trump y Marjorie Taylor Greene, una de sus aliadas más visibles y fervientes en el Congreso de EE.UU., se quebró públicamente con una serie de ataques cruzados que evidencian una fractura profunda en el movimiento ultraconservador conocido como MAGA. Lo que comenzó como una lealtad inquebrantable, con Greene defendiendo a Trump en cada escenario, terminó en un intercambio de insultos y acusaciones que expusieron tensiones acumuladas durante meses. Trump calificó a Greene como "lunática gritona" y "traidora", mientras que ella lo acusó de mentir y de evitar la publicación de documentos clave relacionados con el caso Epstein.
El choque por las prioridades políticas
El desencuentro se centra en la percepción de las prioridades políticas y la gestión del Partido Republicano frente a los problemas domésticos. Greene ha criticado abiertamente a Trump por enfocarse demasiado en asuntos exteriores, especialmente en el conflicto en Medio Oriente, mientras que para ella la preocupación principal debería ser el costo de vida, la inflación y el acceso a seguros médicos asequibles. Esta crítica no solo marca una diferencia táctica, sino que pone en evidencia una división más amplia dentro del partido sobre cómo conectar con la base electoral.
Desde su distrito en Georgia, Greene ha denunciado que la inflación y el aumento en las primas de seguros médicos están afectando especialmente a los jóvenes y las familias trabajadoras, y ha reprochado a los líderes republicanos su falta de propuestas concretas para enfrentar estos desafíos.
La fractura interna y sus reverberaciones
Este distanciamiento no es un simple desacuerdo personal, sino el síntoma de un cisma más profundo en el trumpismo y en el Partido Republicano. Greene ha sido expulsada del influyente House Freedom Caucus y ha tomado posturas críticas sobre el apoyo incondicional a Israel, calificando la situación en Gaza como "genocidio" y cuestionando el envío de ayuda militar, lo que ha generado rechazo dentro de sectores conservadores más ortodoxos.
Por otro lado, Trump mantiene una postura firme, insistiendo en que la inflación está controlada y atribuyendo los problemas económicos a su predecesor, Joe Biden. Su salida abrupta de la Cumbre del G7 en junio, en medio del conflicto entre Israel e Irán, y su retórica beligerante contra Teherán, contrastan con la crítica interna representada por Greene.
Las consecuencias para la política estadounidense
Este enfrentamiento marca un punto de inflexión en la narrativa del Partido Republicano. Las voces disidentes como la de Greene evidencian que el movimiento MAGA no es monolítico y que la disputa por el liderazgo y las prioridades políticas está abierta. La renuncia de Greene a postular al Senado y su declaración de estar "rota" reflejan el desgaste personal y político que esta crisis implica.
Matthew Brooks, líder de la Coalición Judía Republicana, ha señalado que esta disputa es parte de "las etapas iniciales de una guerra civil no declarada" dentro del partido, especialmente en torno a temas delicados como Israel y el antisemitismo.
En definitiva, la ruptura entre Trump y Greene no solo es un choque entre dos figuras, sino un espejo de las tensiones que atraviesan a la derecha estadounidense en un momento de redefinición y crisis. La capacidad del Partido Republicano para reconciliar estas diferencias y ofrecer un proyecto cohesionado será determinante para su futuro electoral y para la estabilidad política en EE.UU.
Fuentes: Univision, Cooperativa, análisis de expertos políticos y datos económicos públicos.
2025-11-12
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