
En un país donde la economía aún se debate entre la recuperación y la incertidumbre, las ventas minoristas registraron resultados dispares durante 2025 en las regiones de Valparaíso, La Araucanía y Biobío. Esta divergencia no solo refleja las diferencias en dinámicas económicas locales, sino también las secuelas de fenómenos naturales y el impacto de expectativas sociales y políticas que tensionan el consumo.
Valparaíso emerge como un foco de crecimiento moderado y sostenido, con un aumento real anual de 1,6% en septiembre y un acumulado de 6% en los primeros siete meses del año. Este avance se explica en parte por el impulso de rubros como vestuario y línea hogar, que lideran con crecimientos de dos dígitos en varias categorías. La región se beneficia además de un entorno económico más estable y de un consumo que, aunque cauteloso, muestra señales de recuperación.
Por otro lado, La Araucanía experimenta un crecimiento real anual del 4,6% en el acumulado enero-septiembre, a pesar de registrar una baja puntual de 2,9% en septiembre. Esta volatilidad refleja una economía regional afectada por desafíos estructurales y sociales, pero también por una resiliencia notable que mantiene la actividad comercial a flote.
En contraste, Biobío se mantiene prácticamente estancado, con una baja anual de 1,2% en septiembre y un incremento marginal de 0,1% en el acumulado anual. La región ha sufrido no solo por la débil demanda interna y un consumo que no logra consolidarse, sino también por los efectos del sistema frontal ocurrido en junio, que dejó 267 damnificados y cerca de 70 mil hogares sin luz, afectando gravemente la infraestructura y la movilidad local.
Bernardita Silva, gerente de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), destaca que 'estos resultados regionales se alinean con lo ocurrido en la Región Metropolitana, donde el comercio presencial mostró un crecimiento moderado, coherente con una recuperación gradual del consumo privado'. Sin embargo, Silva alerta que 'la confianza de los consumidores sigue en terreno pesimista y la percepción de la situación económica personal se ha debilitado, lo que limita la disposición a realizar compras de mayor valor o no esenciales'.
Desde la perspectiva política, sectores de oposición atribuyen el estancamiento en Biobío a la falta de políticas públicas efectivas para enfrentar las consecuencias del cambio climático y la desigualdad regional. Por su parte, representantes del gobierno subrayan los esfuerzos en infraestructura y apoyo económico, aunque reconocen que la recuperación es desigual y que el empleo débil sigue siendo un problema central.
El sistema frontal de junio, que afectó duramente a Biobío y La Araucanía, no solo dejó daños materiales sino que también condicionó el comportamiento del consumo y la confianza local. Las interrupciones en el suministro eléctrico, el aislamiento de comunas y la suspensión de actividades económicas fueron factores que frenaron la reactivación comercial. Este evento natural expuso las vulnerabilidades en infraestructura y planificación territorial, avivando el debate sobre la capacidad de respuesta estatal y la necesidad de políticas adaptativas a largo plazo.
En Valparaíso, en cambio, la estabilidad relativa permitió que sectores como vestuario y línea hogar capitalizaran las oportunidades del segundo semestre, impulsados además por factores estacionales como la proximidad de Navidad y un contexto inflacionario más controlado.
Los hechos muestran que el comercio regional chileno en 2025 está marcado por una profunda fragmentación. Mientras algunas zonas exhiben crecimiento y recuperación, otras enfrentan estancamiento y retrocesos, condicionados por factores climáticos, económicos y sociales.
Esta realidad compleja invita a repensar las estrategias de desarrollo regional, la gestión de riesgos y la construcción de confianza ciudadana. La capacidad de Chile para superar estas brechas dependerá no solo de las políticas públicas, sino también de la articulación entre actores locales, privados y comunitarios.
En definitiva, el escenario actual es una invitación a mirar más allá de las cifras inmediatas y a comprender que las historias de crecimiento y crisis conviven en el mismo país, desafiando a todos a construir un futuro más equitativo y resiliente.
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Fuentes: Cámara Nacional de Comercio (CNC), Diario Financiero, La Tercera, Ministerio de Obras Públicas, Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred).