
El 2025 ha sido un año de consolidación para el talento joven chileno, y la reciente victoria en la 33ª edición de Brandstorm, el concurso global de innovación de L’Oréal Group, es una muestra clara de ello. Estudiantes de la Universidad Adolfo Ibáñez, bajo el nombre de Capilab, se impusieron frente a equipos de Corea del Sur, Malasia, Canadá y otros países, con su proyecto “Regrow Men Ecosystem”. Este sistema inteligente combina ciencia, tecnología y experiencias personalizadas para abordar la caída del cabello masculino, un problema que afecta a millones y que hasta ahora carecía de soluciones integrales y adaptadas a las necesidades individuales.
La propuesta de Capilab no solo es innovadora por su enfoque tecnológico, sino también por su dimensión humana: devolver la confianza a los hombres "un cabello a la vez", en palabras de sus creadores. Lesly Jiménez, directora de Recursos Humanos de L’Oréal Group Chile, destacó que “Capilab representa el espíritu de Brandstorm en todo sentido: entendieron el reto, conectaron con el consumidor y propusieron una solución concreta con visión a largo plazo”.
Este logro no es un hecho aislado, sino parte de un fenómeno más amplio donde la Beauty Tech —la integración de tecnologías avanzadas en la industria de la belleza— está transformando la manera en que se diseñan productos y experiencias. El ecosistema inteligente desarrollado por los estudiantes chilenos es un claro ejemplo de cómo la personalización y la innovación pueden converger para crear soluciones con impacto real.
Tras la victoria, el equipo iniciará una misión de tres meses en la sede central de L’Oréal en Francia para evaluar la viabilidad de su proyecto junto a expertos globales, y tendrán la posibilidad de acceder a posiciones permanentes en la compañía a través del Programa Management Trainee. Este recorrido refleja también la creciente apertura de las grandes corporaciones hacia el talento joven y la innovación disruptiva.
Diversas perspectivas sobre el impacto de esta innovación emergen en el debate público y académico. Por un lado, se valora la capacidad de los jóvenes para aportar soluciones frescas y tecnológicas a problemas cotidianos, fomentando el emprendimiento y la internacionalización. Por otro, algunos expertos llaman a reflexionar sobre la sostenibilidad y ética de la industria cosmética, que debe equilibrar innovación con responsabilidad ambiental y social.
En el contexto chileno, este triunfo se suma a otros avances académicos y tecnológicos, posicionando al país como un actor relevante en la escena internacional de la innovación. Sin embargo, también pone en evidencia la necesidad de fortalecer los vínculos entre universidades, empresas y políticas públicas para que más proyectos con potencial global puedan surgir y consolidarse.
En conclusión, la victoria de Capilab en Brandstorm 2025 es mucho más que un premio: es un síntoma de la madurez del ecosistema de innovación chileno y una invitación a apostar por el talento joven y la tecnología como motores de desarrollo. La industria de la belleza masculina, tradicionalmente conservadora, comienza a abrirse a soluciones inteligentes y personalizadas que podrían cambiar para siempre la experiencia del cuidado personal.
Este episodio también nos recuerda que la innovación no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar vidas, generar empleo y posicionar a Chile en el mapa global de la economía del conocimiento.