
Noviembre y diciembre suelen ser meses que despiertan expectativas, celebraciones y también tensiones. En Chile, el estrés en niñas, niños y adolescentes se ha evidenciado con mayor intensidad en estas fechas, afectando su bienestar emocional y social. Sin embargo, lejos de la narrativa inmediata que solo muestra síntomas, un análisis más pausado revela un entramado complejo que convoca a expertos, familias y escuelas en un desafío compartido.
Desde principios de noviembre, psicólogos y educadores han reportado un aumento en los casos de ansiedad y estrés en menores. Las causas, sin embargo, no se limitan a la presión por las notas o las festividades. La acumulación de demandas sociales, expectativas familiares y la incertidumbre sobre el futuro generan un caldo de cultivo que se prolonga y profundiza.
Diego Jofré, de la ONG Psicólogos por Chile, ha sido una voz clave para entender este fenómeno. 'El estrés no es solo una reacción puntual, sino un proceso que se intensifica cuando no se abordan sus raíces emocionales y sociales', explica en el programa "Creciendo Juntos".
Las miradas sobre cómo enfrentar este estrés divergen. Desde el sector educativo, se plantea la necesidad de adaptar calendarios y contenidos para reducir la presión. Una profesora de Santiago comenta: 'Es urgente que las escuelas reconozcan estos factores y acompañen a los estudiantes más allá de la evaluación académica.'
En contraste, algunos sectores familiares insisten en la responsabilidad individual y la necesidad de fortalecer la resiliencia personal. Una madre en Concepción señala: 'Mi hijo enfrenta presiones, pero también debe aprender a manejar sus emociones; no todo es culpa del sistema.'
Finalmente, los especialistas en salud mental llaman a un enfoque integral, que combine apoyo psicológico, ajustes en el entorno escolar y espacios de diálogo familiar.
Desde la ONG Psicólogos por Chile, junto a instituciones públicas, se han implementado talleres y programas piloto que promueven habilidades socioemocionales y manejo del estrés. Estas iniciativas, aunque todavía en etapa inicial, ya presentan indicadores positivos: reducción de episodios de ansiedad y mejora en la comunicación familiar.
Diego Jofré destaca que 'trabajar en red con escuelas y familias es fundamental para que estas estrategias se sostengan en el tiempo y no queden como intervenciones aisladas.'
Tras un análisis detenido, queda claro que el estrés de fin de año en niños y adolescentes no es un fenómeno pasajero ni trivial. Es un reflejo de tensiones sociales y emocionales que requieren respuestas coordinadas y sensibles al contexto chileno.
Las voces en pugna no buscan diluirse, sino más bien mostrarnos que la solución no es única ni simple. El desafío es construir un diálogo donde la responsabilidad individual, el rol educativo y el apoyo psicosocial se entrelacen.
El tiempo ha permitido ver que las acciones tempranas y la comprensión profunda pueden transformar un problema recurrente en una oportunidad para fortalecer el tejido social y emocional de las nuevas generaciones.
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Fuentes: Programa "Creciendo Juntos" de Cooperativa.cl, ONG Psicólogos por Chile, testimonios de familias y educadores de distintas regiones del país.
2025-06-17
2025-06-17
2025-10-14