La ciencia en Chile: entre avances simbólicos y desafíos estructurales - Un país que aún no decide apostar en serio

La ciencia en Chile: entre avances simbólicos y desafíos estructurales - Un país que aún no decide apostar en serio
Actualidad
Política
2025-11-25
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- Presupuesto mínimo para ciencia en 2026, con aumento del 0,01% para el Ministerio

- Crisis financiera en museos científicos que amenazan espacios vitales para la cultura científica

- Ausencia reiterada de la ciencia en debates presidenciales y en la agenda política nacional

Chile enfrenta una encrucijada en materia científica y tecnológica, donde los avances simbólicos conviven con desafíos estructurales que ponen en jaque el futuro del país en la era de la Cuarta Revolución Industrial.

El Gobierno propuso para 2026 un aumento mínimo del 0,01% en el presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), asignándole $588.798 millones, una cifra que apenas supera lo asignado el año anterior. Esta decisión se da en un contexto donde la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), el principal organismo de fomento, ha sido cuestionada por retrasos en la entrega de fondos y problemas administrativos, aunque sí recibirá un aumento marginal del 3,6%. Por otro lado, el Fondo de Equipamiento Científico y Tecnológico (Fondequip) experimentará un salto cercano al 50%, una luz en medio de la oscuridad presupuestaria.

Paralelamente, el Museo de Ciencia y Tecnología de Santiago, un espacio clave para la divulgación y la cultura científica, se encuentra al borde del cierre por falta de financiamiento estable. Este hecho ha sido denunciado por académicos y expertos, quienes advierten que la precariedad de estos espacios limita la construcción de una ciudadanía científica y la valoración social de la investigación.

Desde la ciudadanía y el mundo académico, 'la ciencia sigue siendo un privilegio esporádico y no una demanda social consolidada', como señala Juan Escrig Murúa, decano de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago. Esta percepción se refleja en que, pese a que más del 80% de los chilenos reconoce que la ciencia facilita la vida y puede reducir desigualdades, menos del 20% participa activamente en actividades científicas o visita museos dedicados.

En la arena política, la ciencia permanece ausente en los debates presidenciales y en la agenda pública, donde temas como pensiones, seguridad y salud dominan la conversación. Esta omisión no es casual, sino que responde a una falta de presión ciudadana para incluir la investigación y la innovación como prioridades nacionales.

“Mientras no integremos la ciencia a nuestra cultura cotidiana, seguirá siendo invisible para la política”, advierte Escrig Murúa, subrayando que países como Corea del Sur y Finlandia lograron transformaciones profundas al hacer de la inversión en I+D un compromiso de Estado y una demanda social.

La reciente inauguración de la guía para facilitar inversiones en Data Centers, impulsada por el Ministerio de Ciencia, muestra una apuesta concreta hacia sectores estratégicos para la economía digital. Chile busca posicionarse como un hub regional, con energía renovable abundante y conectividad robusta. Sin embargo, estos esfuerzos aún no se reflejan en un fortalecimiento general del ecosistema científico y tecnológico.

En resumen, Chile se encuentra en un punto crítico: por un lado, hay señales de interés y proyectos puntuales que apuntan a la modernización y la innovación; por otro, la falta de recursos consistentes, la fragilidad institucional y la escasa integración de la ciencia en el debate público revelan un país que no termina de decidir si la apuesta por el conocimiento es una prioridad real.

La ciencia no es solo un lujo ni un tema para especialistas: es el cimiento para un desarrollo sostenible, justo y competitivo. La pregunta que queda en el aire es si Chile tendrá la voluntad política y social para construir ese futuro o seguirá postergando una inversión que, como muestran las experiencias internacionales, es la clave para no quedar rezagado en el siglo XXI.

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Fuentes: Diario Financiero (2 octubre 2025), CIPER Chile (28 septiembre y 1 octubre 2025), Cooperativa.cl (5 octubre 2025), El País Chile (octubre 2025), análisis de expertos académicos y reportajes especializados.

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Verdades y consecuencias:

- El presupuesto para ciencia en Chile sigue lejos de estándares internacionales, limitando la capacidad de investigación y desarrollo.

- La precariedad de espacios culturales y museos científicos afecta la formación de una ciudadanía crítica y científica.

- La ausencia de la ciencia en la agenda política refleja una desconexión entre el conocimiento y la toma de decisiones públicas.

- Sin un compromiso real y transversal, Chile corre el riesgo de perder oportunidades en la economía del conocimiento y la innovación tecnológica.

Solo con una demanda social clara y una política pública coherente la ciencia podrá dejar de ser una aspiración para convertirse en un motor tangible de desarrollo.