Estados Unidos extiende veto migratorio a 36 países: un giro con repercusiones globales

Estados Unidos extiende veto migratorio a 36 países: un giro con repercusiones globales
Internacional
América Latina
2025-11-25
Fuentes
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- Ampliación masiva del veto migratorio estadounidense a países principalmente africanos y algunos asiáticos y caribeños.

- Requisitos estrictos impuestos para evitar la exclusión, con un plazo límite de 60 días.

- Reacciones polarizadas entre gobiernos afectados, ONG y expertos en derechos humanos.

Un veto con ecos más allá de la frontera

El 14 de junio de 2025, Estados Unidos anunció la extensión de su veto migratorio a 36 países adicionales, en su mayoría africanos, pero también asiáticos y caribeños. Esta medida, que se suma a la prohibición vigente desde comienzos de mes sobre 12 naciones, ha generado un revuelo que trasciende lo inmediato, revelando tensiones profundas en la política migratoria global y sus consecuencias para la diplomacia y los derechos humanos.

El memorando del Departamento de Estado, firmado por el secretario Marco Rubio, exige a estos países presentar un plan de acción en un plazo de 60 días para cumplir con una serie de requisitos. Entre ellos, la existencia de un gobierno central competente que emita documentos de identidad confiables y controle la migración irregular. La falta de cumplimiento implicaría la restricción de entrada de sus ciudadanos a Estados Unidos.

Perspectivas encontradas: entre la seguridad y la soberanía

Desde la perspectiva del gobierno estadounidense, esta ampliación busca proteger la seguridad nacional y mejorar el control migratorio. "Es indispensable que los países demuestren capacidad para gestionar la identificación y el control de sus ciudadanos", afirmó un portavoz del Departamento de Estado. Sin embargo, esta postura ha sido cuestionada por diversos actores.

En África, varios gobiernos afectados han expresado su rechazo y preocupación. El ministro de Relaciones Exteriores de Nigeria declaró que "la medida es injusta y afecta la libre movilidad y el desarrollo de nuestros pueblos". Organizaciones de derechos humanos han denunciado que esta política profundiza la exclusión y estigmatiza a comunidades enteras, además de cuestionar la transparencia y criterios técnicos del veto.

En América Latina y el Caribe, países como Cuba, Venezuela y Haití, ya afectados en la primera ronda, ven con alarma la ampliación, temiendo un endurecimiento permanente de las políticas migratorias estadounidenses.

Impactos regionales y globales

La medida ha tensionado relaciones diplomáticas y ha generado incertidumbre entre migrantes y comunidades transnacionales. Expertos advierten que la exclusión masiva puede fomentar rutas migratorias irregulares y aumentar la vulnerabilidad de personas en situación de movilidad.

Desde una mirada socioeconómica, la restricción afecta no solo a los migrantes sino también a las economías receptoras y emisoras. La diáspora africana en Estados Unidos, que contribuye con remesas y redes de intercambio, enfrenta ahora un futuro incierto.

Una política con consecuencias duraderas

A casi seis meses de la implementación, se constata que el veto migratorio ha provocado un efecto dominó en la política internacional y en la vida cotidiana de miles de personas. Las autoridades de los países afectados han tenido que acelerar reformas burocráticas, mientras que organizaciones civiles han intensificado su trabajo para proteger derechos y acompañar a quienes se ven afectados.

Al final, esta historia no es sólo sobre números ni fronteras, sino sobre el choque entre la seguridad nacional y los derechos humanos, entre la soberanía estatal y la interdependencia global. Como señala la investigadora María Fernanda Rojas, "el veto refleja un momento crítico donde la migración se politiza como nunca antes, y las soluciones requieren diálogo y cooperación, no exclusión".

La verdad que emerge es clara: las políticas migratorias unilaterales, por más justificadas que estén en términos de seguridad, no pueden soslayar las complejidades humanas y geopolíticas que las atraviesan. El desafío que queda es cómo construir puentes donde hoy se levantan muros.