La política chilena en la antesala de 2026: polarización extrema y el resquebrajamiento del centro

La política chilena en la antesala de 2026: polarización extrema y el resquebrajamiento del centro
Actualidad
Política
2025-11-25
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- Polarización creciente entre bloques políticos que se radicalizan y fragmentan.

- Desgaste del centro político, que pierde protagonismo y genera incertidumbre electoral.

- Tensiones internas en la izquierda oficialista que podrían cambiar el escenario presidencial.

Un país en tensión, un escenario dividido. En los meses previos a las elecciones presidenciales de 2026, Chile se encuentra inmerso en una dinámica política que ha ido madurando desde 2019 y que hoy exhibe con claridad sus consecuencias: una polarización intensa que fragmenta el espectro político y deja al centro en una situación precaria.Desde las movilizaciones sociales de octubre de 2019 y el rechazo a la Convención Constitucional en 2022, la sociedad chilena ha transitado por un camino de creciente enojo y baja tolerancia hacia las posiciones contrarias. Esta realidad se refleja en las encuestas y en la disputa interna de las coaliciones políticas, donde el centro político ha quedado prácticamente excluido.

Los polos se radicalizan y se consolidan. Por un lado, la derecha representada por figuras como José Antonio Kast, quien ha sabido capitalizar el sentimiento anticomunista y la desconfianza hacia la izquierda. Por otro, la izquierda oficialista, donde la fractura entre corrientes tradicionales y más radicales —como el Partido Comunista y el Frente Amplio— ha generado una disputa interna que amenaza con debilitar su cohesión.Como señaló un analista político consultado por La Tercera, “la polarización no solo expresa una sociedad irascible, sino que también refleja una crisis profunda en la capacidad de diálogo y construcción de consensos”.

En la interna oficialista, la pugna entre candidatas como Carolina Tohá y Jeannette Jara evidencia esta tensión. Tohá, con un discurso más moderado y antidramático, enfrenta a Jara, quien representa la continuidad de las demandas sociales y las reivindicaciones de las movilizaciones de 2019. La disputa no es solo electoral, sino ideológica, y sus resultados tendrán un impacto directo en la configuración del próximo gobierno.

El centro político, ¿un actor en extinción? Tras el hundimiento del centro en 2021, marcado por errores en la conducción y la exclusión de figuras clave, su rol se ha visto disminuido. La ausencia de un referente claro ha acelerado la bipolarización y ha dejado un vacío que dificulta la formación de mayorías estables.Este fenómeno no solo es chileno: refleja una tendencia global donde las sociedades se fragmentan en bloques cada vez más opuestos, pero en Chile adquiere particular gravedad dada la historia reciente y las heridas abiertas.

Voces desde distintos sectores. En la derecha, existe confianza en que la fragmentación de la izquierda y la debilidad del centro les abrirán un camino hacia la presidencia, aunque reconocen que el escenario es incierto. En la izquierda, la disputa interna se vive con preocupación, consciente de que un triunfo de Jara podría profundizar la división y, eventualmente, favorecer a la derecha.

Desde la sociedad civil, expertos y académicos advierten que esta polarización extrema puede afectar la gobernabilidad y la estabilidad democrática. Algunos plantean la necesidad urgente de recuperar espacios de diálogo y reconstruir puentes, mientras otros son escépticos ante la posibilidad de revertir tendencias que parecen arraigadas.

Conclusiones y consecuencias. La política chilena en este tramo final de 2025 muestra un tablero marcado por la radicalización y la fragmentación. La polarización se ha convertido en el motor principal del proceso electoral, desplazando al centro y poniendo en jaque la capacidad de acuerdos.

Este escenario plantea preguntas cruciales: ¿la polarización conducirá a una mayor conflictividad social o, por el contrario, actuará como un mecanismo de contención? ¿Podrán los actores políticos superar sus diferencias para evitar un desgaste institucional? Y, fundamentalmente, ¿qué tipo de Chile emergerá tras las elecciones de 2026?

Lo que está claro, según múltiples fuentes y análisis, es que el país enfrenta una encrucijada donde las decisiones de hoy definirán la calidad de la democracia y la convivencia en los años venideros.