El Ocaso del Internado: Cómo la Crisis del INBA Redefine los Futuros de la Educación Pública y el Contrato Social en Chile

El Ocaso del Internado: Cómo la Crisis del INBA Redefine los Futuros de la Educación Pública y el Contrato Social en Chile
2025-07-14
  • La violencia en el INBA no es un hecho aislado, sino un síntoma del ocaso de los liceos emblemáticos como símbolos republicanos y motores de movilidad social.
  • Se perfilan tres futuros en disputa: una espiral de securitización que convierte los colegios en zonas de contención, una implosión institucional que acelera su privatización, o una improbable refundación comunitaria.
  • La crisis expone la fractura del contrato social sobre la educación y el rol del Estado, enfrentando visiones irreconciliables de orden, reforma y ruptura.

El Símbolo en Llamas

Los episodios de violencia que han sacudido al Internado Nacional Barros Arana (INBA) durante los últimos meses, culminando con la agresión directa a su rector interino y la quema de un bus del transporte público, trascienden la crónica roja para convertirse en una señal crítica sobre el futuro. Lo que arde en las afueras del INBA no es solo un vehículo o el mobiliario escolar; es el prestigio de un símbolo republicano y, con él, un modelo de educación pública que durante más de un siglo prometió ser un pilar de la meritocracia y la cohesión social en Chile.

La recurrencia de los "overoles blancos", la sofisticación de sus acciones y las crecientes sospechas sobre la participación de adultos externos en su organización y financiamiento, desplazan el fenómeno desde una simple protesta estudiantil hacia un problema de seguridad pública y descomposición institucional. Este no es un conflicto nuevo, pero su intensidad actual y la naturaleza de la violencia marcan un punto de inflexión. Estamos presenciando el posible ocaso de los liceos emblemáticos, no solo por la violencia en sí, sino por lo que esta revela: una profunda crisis de propósito, legitimidad y convivencia que obliga a proyectar los escenarios que se abren para la educación pública y el contrato social que la sustenta.

Escenarios en el Horizonte: Entre la Contención y el Abandono

La trayectoria actual del conflicto perfila al menos tres escenarios probables a mediano y largo plazo, cuyas semillas ya son visibles en las decisiones y omisiones de los actores involucrados.

  1. La Espiral de Securitización: La respuesta dominante hasta ahora, centrada en querellas criminales y el fortalecimiento de protocolos de seguridad, podría consolidarse como la estrategia principal. En este futuro, el Estado opta por una gestión de la crisis enfocada en el control y la contención. Los liceos emblemáticos se transformarían progresivamente en espacios fortificados, con mayor presencia policial, control de acceso y una judicialización constante de la protesta. Si bien podría reducir la violencia visible, este enfoque arriesga con aniquilar el proyecto educativo, convirtiendo a los colegios en zonas de vigilancia en lugar de centros de formación ciudadana. La alienación de la comunidad educativa se profundizaría, y la estigmatización de sus estudiantes se volvería una profecía autocumplida, acelerando la fuga de matrículas hacia el sistema privado.
  1. La Implosión Institucional y el Avance del Mercado: Si la violencia persiste y la respuesta estatal se muestra ineficaz, el escenario más probable es el colapso interno. La continua pérdida de clases, la fuga de docentes calificados y el éxodo masivo de familias que buscan entornos seguros y estables llevarían a los liceos a una inviabilidad práctica. Políticamente, esto abriría la puerta a soluciones drásticas: el cierre definitivo, la entrega de su administración a corporaciones privadas o su reconversión en instituciones de menor complejidad. Este futuro marcaría el fin del ideal del liceo público como motor de movilidad social y su reemplazo por un modelo donde la calidad educativa queda definitivamente segmentada por la capacidad de pago. Sería la aceptación tácita de la derrota del Estado en su rol formador en los sectores más simbólicos.
  1. La Refundación Comunitaria: Un escenario menos probable, pero aún latente, es que la crisis actúe como un catalizador para un cambio profundo y estructural. Esto requeriría que una masa crítica de actores —apoderados, estudiantes no violentos, docentes, autoridades locales y expertos— logre articular un nuevo pacto educativo para el siglo XXI. Este futuro implica ir más allá de la seguridad y abordar las causas de fondo del malestar: currículos obsoletos, falta de espacios de participación vinculante, problemas de salud mental y la desconexión entre la educación y los proyectos de vida de los jóvenes. El INBA y otros liceos podrían reinventarse como polos de innovación pedagógica, con modelos de gobernanza más democráticos y un fuerte anclaje en sus comunidades. Sin embargo, este camino exige una voluntad política y una capacidad de diálogo que hoy parecen fragmentadas.

Visiones en Conflicto y Ecos del Pasado

El futuro del INBA se disputa entre visiones irreconciliables. Por un lado, una perspectiva de orden y ley que ve en los "overoles blancos" a delincuentes o a instrumentos de grupos anárquicos, y cuya principal apuesta es la sanción penal. Por otro, una comunidad educativa atrapada entre el miedo y la frustración, que anhela seguridad pero también una educación de calidad que parece desvanecerse. En los márgenes, los grupos violentos actúan desde una lógica de ruptura total, donde la destrucción del símbolo es el objetivo en sí mismo, sin un proyecto alternativo visible más allá del caos.

Estos eventos resuenan con los ciclos de movilización estudiantil del pasado, como la "Revolución Pingüina" de 2006 o las protestas de 2011. Sin embargo, la dinámica actual presenta una diferencia crucial: mientras los movimientos anteriores lograron articular demandas políticas claras y construir amplias bases de apoyo social, la violencia actual parece más fragmentada, nihilista y desconectada de un petitorio político coherente. Esto plantea una pregunta inquietante: ¿asistimos a la degradación de la protesta social en vandalismo puro, o a la emergencia de nuevas formas de disidencia radical que ya no buscan dialogar con el sistema, sino demolerlo?

La crisis del INBA es, en última instancia, un espejo de las fracturas de la sociedad chilena. Las decisiones que se tomen en los próximos meses no solo determinarán el destino de un edificio patrimonial, sino que definirán qué tipo de educación pública es posible, qué rol se le asigna al Estado en la formación de sus ciudadanos y si el país es capaz de reconstruir un contrato social sobre las ruinas de sus símbolos más preciados. El camino que se elija será un veredicto sobre la capacidad de la sociedad para imaginar y construir futuros compartidos.

La historia encapsula la crisis de una institución simbólica, sirviendo como un microcosmos para analizar tensiones sociales más amplias. Su evolución, desde actos de violencia específicos hasta un debate nacional sobre el futuro de la educación pública, el rol del Estado y la fractura generacional, ofrece una narrativa rica y compleja. Permite proyectar escenarios sobre el colapso de pactos sociales y el surgimiento de nuevos paradigmas educativos y de convivencia.