Corona de Espinas: Radiografía de una quiebra que desnudó la fragilidad del retail chileno

Corona de Espinas: Radiografía de una quiebra que desnudó la fragilidad del retail chileno
2025-07-14
  • El colapso de Corona no fue un evento aislado, sino el síntoma de una crisis estructural en el retail tradicional, agravada por la pandemia, el e-commerce y un profundo conflicto familiar.
  • La quiebra deja un doble legado: un patrimonio inmobiliario millonario para sus dueños y una estela de incertidumbre laboral para más de 2.500 trabajadores, evidenciando una profunda desconexión.
  • El caso obliga a cuestionar el modelo de negocio basado en el crédito al consumo para segmentos vulnerables y la sostenibilidad de las empresas familiares frente a un mercado globalizado y digital.

A más de dos meses del cierre definitivo de sus 51 tiendas, el eco de la caída de Multitiendas Corona resuena más allá de las vitrinas vacías y las liquidaciones finales. El fin de una empresa con 70 años de historia no es solo el cierre de un capítulo comercial; es un espejo que refleja las profundas transformaciones y tensiones del modelo económico y social chileno. La quiebra de Corona, lejos de ser un hecho súbito, fue la crónica de un colapso anunciado que desnuda la fragilidad del retail tradicional, el drama humano tras las cifras y las paradojas de un capitalismo familiar enfrentado a la modernidad.

El Desmoronamiento de un Ícono

La agonía de Corona fue larga y pública. Tras una primera reorganización judicial en 2019, la empresa nunca logró recuperar la estabilidad. La combinación del estallido social, la aceleración del comercio electrónico durante la pandemia y una creciente competencia de actores internacionales y de bajo costo, crearon una tormenta perfecta. El modelo de negocio, centrado en tiendas físicas y un fuerte componente de crédito para segmentos de ingresos medios y bajos, comenzó a mostrar sus grietas.

El último intento de salvataje, un segundo proceso de reorganización en 2024, se convirtió en el escenario de una disputa familiar que selló el destino de la compañía. Los hermanos Herman Schupper, por un lado, y sus hermanas Malú y Paulina Schupper, por otro, mantuvieron visiones contrapuestas. Mientras Herman impulsaba la venta al conglomerado chino Spring Forest (dueño de Family Shop), sus hermanas buscaban mantener el control, llegando a ofrecer parte del patrimonio inmobiliario familiar como garantía para un financiamiento que los bancos finalmente negaron. La falta de acuerdo y de capital fresco fue el tiro de gracia. A fines de junio de 2025, la empresa anunció su liquidación, dejando deudas por más de $69 mil millones y poniendo fin a su historia.

Dos Caras de una Misma Moneda: Patrimonio y Precariedad

La narrativa de la quiebra de Corona genera una disonancia cognitiva ineludible. Por un lado, el costo social es devastador: más de 2.500 trabajadores perdieron su fuente de empleo, muchos de ellos en regiones, donde la multitienda era un actor relevante. Para miles de familias, el fin de Corona significa incertidumbre y la difícil tarea de reinsertarse en un mercado laboral complejo.

Por otro lado, la familia controladora, los hermanos Schupper, no se enfrenta a la ruina. A través de sociedades como Inmobiliaria Alef y Don Leonardo, mantienen un valioso portafolio de al menos 15 locales comerciales y un centro de distribución, cuyo valor comercial se estima podría alcanzar los 80 millones de dólares. Este patrimonio, separado legalmente de la operación de la multitienda, no fue arrastrado por la quiebra. La defensa de los accionistas, articulada por sus abogados, sostiene que perdieron una empresa que llegó a valer US$300 millones y que no se les podía exigir "quedarse en la calle".

Este contraste expone una de las tensiones centrales del sistema: mientras el riesgo operativo y humano recae sobre los trabajadores y acreedores, el capital inmobiliario de los dueños permanece resguardado, planteando preguntas incómodas sobre la responsabilidad empresarial y la distribución de las pérdidas en un fracaso de esta magnitud.

El Fin de una Era y las Lecciones del Fracaso

El caso de Corona no es único. La reciente liquidación de la icónica mueblería Fernando Mayer, tras 85 años de historia, apunta a la misma dirección: un modelo industrial y comercial tradicional que lucha por sobrevivir ante la arremetida de las importaciones asiáticas, los cambios en los hábitos de consumo y la digitalización. La decisión de Corona de mantener un modelo de manufactura y operación tradicional, postergando una reconversión que sus competidores abordaron antes, resultó fatal.

La caída de Corona obliga al sector a una reflexión profunda. ¿Sigue siendo viable el modelo de la gran multitienda departamental? ¿Cómo se compite con gigantes globales como Shein o Temu? ¿Qué rol juega el crédito al consumo en un país con altos niveles de endeudamiento familiar? El surgimiento de fintech como Tenpo, que atacan el negocio financiero desde una perspectiva puramente digital, demuestra que las reglas del juego han cambiado para siempre.

El tema está lejos de estar cerrado. Mientras los liquidadores trabajan en vender los activos restantes de la multitienda para pagar a una larga lista de acreedores, y los hermanos Schupper negocian la división de su imperio inmobiliario, la pregunta fundamental queda en el aire: ¿qué modelo de desarrollo y consumo surgirá de estas cenizas? La historia de Corona, con su corona de espinas, es una advertencia sobre la necesidad de adaptación, pero también un llamado a no olvidar el profundo impacto humano que yace tras los titulares financieros.

El colapso de una empresa icónica ofrece una ventana para analizar transformaciones económicas profundas, el fin de un modelo de negocio tradicional y el impacto social y cultural de la disrupción del mercado. La historia permite examinar las causas estructurales, las consecuencias humanas y el debate sobre el futuro del sector, más allá del evento puntual de la bancarrota.