
Un escenario laboral en tensión y transformación se despliega en Chile a diez años vista, donde la salud emerge como un motor clave de creación de empleo, mientras el desempleo se ancla con fuerza en regiones decisivas para el desarrollo nacional. Esta dualidad, revelada por un análisis exhaustivo del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), pone en el centro del debate las dinámicas socioeconómicas que configuran el mercado laboral chileno en la última década.
Este crecimiento no es casualidad. La combinación del envejecimiento poblacional, las carencias históricas en infraestructura y personal de salud, y una demanda creciente por servicios médicos, explican la robustez del sector. El director del OCEC-UDP, Juan Bravo, subraya que "es esperable que este patrón continúe en el tiempo, no solo por las carencias que existen en el área de salud, sino también debido al envejecimiento de la población".
Este fenómeno refleja un deterioro en la oferta de puestos laborales formales, particularmente en el empleo asalariado privado, que ha caído drásticamente en algunas zonas. La desaceleración económica nacional, que pasó de un crecimiento promedio de 5,2% entre 2011-2013 a apenas 2% en la década siguiente, ha mermado la capacidad de generación de empleo estable.
En Arica y Parinacota, por ejemplo, el empleo público asalariado creció un 6,7% anual promedio entre 2014 y 2024, tras años de caída. En Tarapacá y Antofagasta, el trabajo por cuenta propia se expandió con fuerza, aunque sin evitar que la tasa de desempleo aumentara.
Por otro lado, la región de Aysén destaca como una excepción negativa, con una caída en el empleo formal privado y un crecimiento económico menor al promedio nacional. Allí, el empleo público y por cuenta propia han sido los únicos amortiguadores del mercado laboral.
Perspectivas divergentes
Desde el mundo político y social, las interpretaciones y propuestas varían. Algunos sectores enfatizan la necesidad de fortalecer la inversión pública en salud para mantener y potenciar su rol como motor de empleo, vinculándolo a la mejora del bienestar social y la reducción de desigualdades regionales.
Otros advierten que el aumento del desempleo en regiones clave demanda un enfoque urgente en diversificación económica y capacitación laboral, para reducir la dependencia de sectores vulnerables y mitigar el impacto de la desaceleración.
Mientras tanto, expertos en migración plantean que la política laboral debe incorporar una mirada inclusiva y estratégica, que reconozca la realidad demográfica y cultural del país, evitando tensiones sociales y promoviendo la integración productiva.
Conclusiones y consecuencias
El análisis de la última década revela verdades contundentes: la salud es un pilar fundamental de la economía y el empleo en Chile, pero no puede ser el único motor que sostenga la fuerza laboral. La persistencia y crecimiento del desempleo en regiones fundamentales reflejan desafíos estructurales que exigen respuestas integrales y coordinadas.
El envejecimiento poblacional y la migración son fuerzas implacables que moldean la oferta laboral y deben ser consideradas en el diseño de políticas públicas. La transformación del mercado de trabajo, con un menor peso de sectores tradicionales y un auge de empleos en salud y servicios, redefine el rostro del empleo chileno.
La historia que se ha ido tejiendo en estos años es, en definitiva, un llamado a repensar el desarrollo regional y sectorial, a fortalecer la equidad y la inclusión, y a construir un mercado laboral que no solo cree puestos, sino que los haga sostenibles y dignos para todos los chilenos.
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Fuentes: Informe OCEC-UDP, Instituto Nacional de Estadísticas, Diario Financiero (2025-11-10).
2025-10-19