El impacto de los aranceles de Trump al cobre: un año de tensiones y desafíos para Chile
Hace más de cuatro meses que Chile navega las turbulentas aguas generadas por la imposición de un arancel del 50% al cobre importado por Estados Unidos, una medida anunciada el 8 de julio de 2025 por el entonces presidente Donald Trump. Este gravamen, que impactó de lleno al principal producto de exportación chileno, desató un escenario complejo tanto en la política nacional como en la economía del país.
El origen de la tormenta
El anuncio de Trump se enmarcó en una política proteccionista destinada a fortalecer la industria estadounidense, replicando medidas similares aplicadas previamente al acero y aluminio. La decisión se tomó en un contexto de acumulación de inventarios de cobre en Nueva York y un aumento en la importación desde Chile y otros países. La medida no solo afectó los flujos comerciales, sino que también tensionó las relaciones bilaterales entre Santiago y Washington, ya en un punto delicado tras la participación del presidente Gabriel Boric en la cumbre del BRICS.
Un país dividido frente al desafío
Desde el Congreso chileno, las reacciones no tardaron en llegar y se polarizaron rápidamente. Por un lado, parlamentarios de oposición, como el diputado Marco Antonio Sulantay (UDI), señalaron que 'esto ya lo veíamos venir' y que la medida es una consecuencia directa de la participación de Boric en el BRICS. Para ellos, la acción estadounidense evidencia una respuesta a un giro en la política exterior chilena.
En contraste, figuras del oficialismo, como el diputado Nelson Venegas (PS), hicieron un llamado a la cautela y a una defensa firme de la soberanía nacional, recordando que 'las relaciones internacionales deben manejarse con prudencia y respeto a nuestras decisiones democráticas'. Venegas criticó duramente a quienes celebraron el triunfo de Trump, advirtiendo que 'hoy nos deja en una situación económica compleja'.
Más allá de la política: impactos tangibles
En términos económicos, el Banco Central reportó que, a pesar del repunte en la extracción de cobre en mayo, la imposición del arancel generó presiones negativas sobre el comercio exterior y los ingresos fiscales. La minería, pilar fundamental de la economía chilena, enfrenta ahora un escenario de incertidumbre que obliga a diversificar mercados y a fortalecer la diplomacia comercial.
Las autoridades, incluyendo a la ministra de Minería y el presidente de Codelco, han sido citadas reiteradamente para evaluar escenarios y diseñar estrategias de mitigación. La Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales ha intensificado las negociaciones con Estados Unidos, buscando revertir o suavizar el impacto de los gravámenes.
Voces desde las regiones mineras
En las zonas productoras, el efecto se siente con fuerza. Trabajadores y comunidades han expresado preocupación por la estabilidad laboral y el futuro económico. Mientras algunos sindicatos exigen mayor respaldo estatal, otros llaman a la unidad y a la búsqueda de soluciones conjuntas con las empresas y el gobierno.
Conclusiones y aprendizajes
Este episodio expone la fragilidad de la economía chilena frente a decisiones externas y la necesidad de una política exterior equilibrada que considere tanto la soberanía como la pragmática inserción en mercados globales. La tensión entre proteccionismo y apertura comercial se traduce en un desafío para los actores políticos y económicos.
Un año después, el arancel estadounidense al cobre no solo ha trastocado cifras y contratos, sino que también ha puesto en evidencia la compleja interdependencia entre la política internacional y la economía doméstica. La lección es clara: en un mundo globalizado, las decisiones de un actor pueden desencadenar una cadena de efectos que requieren respuestas multifacéticas y colaborativas.
Las voces disonantes, lejos de diluirse, enriquecen el debate y llaman a repensar estrategias para proteger los intereses nacionales sin caer en aislamientos o confrontaciones improductivas. Chile enfrenta así un desafío que va más allá del cobre, hacia la consolidación de una política exterior y económica que resista los vaivenes del escenario global.