
Un pulso político en el exterior que redefine el mapa electoral chileno.
A fines de junio de 2025, los resultados preliminares de las primarias presidenciales comenzaron a mostrar un fenómeno revelador: Jeannette Jara, exministra del Trabajo y candidata del Partido Comunista, se posicionaba con ventaja clara entre los chilenos residentes en el extranjero, alcanzando más del 58% de los votos en países como Nueva Zelanda y Australia. Este dato, aparentemente anecdótico para algunos, ha cobrado una relevancia mayor al analizar la influencia que la diáspora ejerce en las tendencias políticas nacionales, y cómo estos votantes proyectan una visión particular del progresismo chileno.
Desde el prisma del Partido Comunista y sus aliados, la victoria de Jara fuera de las fronteras nacionales es un síntoma de la vigencia y expansión de un proyecto político que, aunque renovado, sigue arraigado en las demandas sociales y laborales que movilizan a sectores populares y profesionales en el extranjero. “Este respaldo refleja el anhelo de un cambio profundo, que trasciende las fronteras y se conecta con la experiencia del exilio y la migración”, afirma un analista cercano a la candidatura.
En contraste, figuras del Socialismo Democrático y el Frente Amplio, representados en las primarias por Carolina Tohá y Gonzalo Winter respectivamente, observan con preocupación que el liderazgo de Jara en el exterior pueda polarizar aún más la izquierda chilena, dificultando la construcción de un bloque progresista amplio y cohesionado. Desde esta óptica, el voto en el extranjero tiende a reflejar una dispersión ideológica que podría complicar la unidad en la primera vuelta presidencial.
Para los propios votantes en el extranjero, la elección no solo es un acto político, sino una afirmación identitaria. Muchos jóvenes profesionales y trabajadores migrantes ven en Jara una figura que representa sus condiciones laborales y sociales, marcadas por la precariedad y la búsqueda de derechos universales. Sin embargo, también existen críticas sobre la falta de representatividad de otros sectores y la necesidad de un diálogo más inclusivo que abarque las diversas realidades de la diáspora.
El respaldo mayoritario a Jeannette Jara en el extranjero no solo es una fotografía momentánea, sino una señal de transformación en la geografía política chilena, donde la diáspora se convierte en actor relevante y con voz propia. Esta realidad obliga a las candidaturas a repensar sus estrategias y discursos, considerando que el voto externo puede ser un termómetro de tendencias sociales y económicas que, aunque distantes geográficamente, impactan en el destino político del país.
Finalmente, la fragmentación visible entre las corrientes progresistas y socialdemócratas en el exterior anticipa un escenario electoral complejo, donde la construcción de mayorías dependerá de la capacidad de diálogo y síntesis entre sectores que, por ahora, exhiben diferencias notorias y desafíos para articular una propuesta común.
En suma, la primacía de Jeannette Jara en el voto extranjero no es solo un dato electoral, sino un espejo de las tensiones, esperanzas y transformaciones que atraviesan el Chile contemporáneo, con sus protagonistas desplegándose en un escenario globalizado y politizado, donde cada voto cuenta y cada voz resuena más allá de las fronteras.
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Fuentes consultadas: El Mostrador (29/06/2025), análisis políticos de académicos en migración y política chilena, entrevistas con votantes en Nueva Zelanda y Australia.