Daniel Jadue y el Partido Comunista: una fractura que redefine la izquierda chilena
Un capítulo cerrado, pero una historia que sigue resonando. El 5 de noviembre de 2025, el Servicio Electoral (Servel) confirmó que Daniel Jadue perdió su militancia en el Partido Comunista (PC) tras quedar inhabilitado para votar debido a una formalización por delitos de corrupción en el caso Farmacias Populares. Esta decisión legal, más allá de un acto administrativo, abrió un debate profundo en el escenario político chileno, donde Jadue no solo era un referente emblemático sino un símbolo de la izquierda contemporánea.
El desencuentro público
"Pueden borrar un nombre, pero no una historia", afirmó Jadue en su cuenta de Instagram, tras la determinación del Servel. La frase, lejos de ser un lamento, fue un manifiesto de resistencia y reivindicación de su trayectoria política. "La militancia comunista no se escribe con tinta ni se borra con resoluciones administrativas", agregó, evocando la idea de que la identidad política trasciende las formalidades institucionales.
Desde el PC, la reacción fue ambivalente. Por un lado, sectores que defendieron la aplicación estricta de la ley y la necesidad de preservar la imagen del partido frente a escándalos de corrupción. Por otro, voces que lamentaron la pérdida de un líder que, pese a sus controversias, había aportado a la visibilización de demandas sociales y a la articulación de la izquierda.
Perspectivas contrapuestas
En el espectro político, la salida de Jadue del PC fue interpretada de formas diversas:
- Desde la izquierda más tradicional, se enfatizó la importancia de la ética y la coherencia política, subrayando que ningún militante debe estar por encima de la ley ni de las normas internas.
- Sectores progresistas y sociales, en cambio, cuestionaron si la expulsión era un acto político más que jurídico, señalando que la justicia selectiva y la persecución pueden ser usadas para debilitar movimientos populares.
- Desde la derecha y centro político, la situación fue aprovechada para criticar la corrupción en la izquierda y para erosionar la credibilidad de sus liderazgos emergentes.
Impacto regional y social
En la región metropolitana y en los territorios donde Jadue había consolidado apoyo, la fractura generó desconcierto y también movilización. Organizaciones sociales y sindicales que lo respaldaban expresaron preocupación por el vacío que deja su salida y la posible dispersión del electorado comunista.
Al mismo tiempo, la candidatura de Jeannette Jara, quien había ganado la primaria oficialista en junio de 2025 con el respaldo público de Jadue, se convirtió en un punto de convergencia para intentar mantener la unidad y continuidad del proyecto político comunista. Sin embargo, la sombra de la crisis interna persiste.
Conclusiones y consecuencias
La expulsión de Jadue del PC marca un antes y un después en la izquierda chilena. Más allá de la legalidad del proceso, el episodio desnuda tensiones profundas sobre la representación, la ética y la estrategia política.
Queda claro que la militancia, entendida como compromiso y convicción, no siempre se traduce en la permanencia formal dentro de un partido. La historia política de Chile está plagada de figuras que, expulsadas o autoexcluidas, han seguido influyendo desde fuera de las estructuras convencionales.
Para el PC, el desafío es doble: reconstruir su identidad sin uno de sus rostros más visibles y responder a las críticas internas y externas sobre transparencia y liderazgo.
Para Jadue, la lucha continúa en otro terreno, con la legitimidad que le otorgan sus seguidores y la narrativa de resistencia que ha construido.
En este escenario, la izquierda chilena deberá enfrentar su propia fragmentación y buscar caminos para no perder relevancia en un país que demanda cambios profundos, pero también integridad y nuevas formas de hacer política.
Fuentes consultadas incluyen declaraciones oficiales del Servel, publicaciones en redes sociales de Daniel Jadue, análisis de expertos políticos y reportajes de medios nacionales como La Tercera y Cambio21.