Chile ante la encrucijada del gas fósil: La COP30 y la oportunidad perdida para una transición real

Chile ante la encrucijada del gas fósil: La COP30 y la oportunidad perdida para una transición real
Medioambiente
Cambio climático
2025-11-24
Fuentes
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- Gas fósil como falso puente: La COP30 evidenció que el gas prolonga la dependencia de combustibles sucios.

- Conflictos sociales y ambientales: Casos en América Latina muestran impactos directos en comunidades y ecosistemas.

- Marchas y propuestas: Sociedad civil movilizada exige fin de financiamiento a proyectos de gas y apuesta por energías limpias.

La COP30 en Belém concluyó con un mensaje contundente: el gas fósil no es una solución para la crisis climática, sino un obstáculo que retrasa la necesaria transición hacia energías renovables. Durante la conferencia, que tuvo lugar en noviembre de 2025, se evidenció cómo la apuesta por el gas como "combustible de transición" es una narrativa cada vez más cuestionada por la evidencia científica y las voces sociales.

Desde el inicio del evento, la tensión fue palpable. Por un lado, gobiernos y empresas energéticas defendían el gas como una alternativa menos dañina que el carbón o el petróleo, un "puente" hacia un futuro más limpio. Por otro, organizaciones ambientales, académicos y comunidades afectadas denunciaban que el gas sigue generando emisiones significativas de dióxido de carbono y metano, este último con un efecto de calentamiento global mucho más potente en el corto plazo.

Nicole Figueiredo, directora del Instituto Arayara en Brasil, resumió la controversia: "Estos proyectos solo benefician al lobby del gas y perjudican a todos los demás. Las energías renovables son más limpias, más baratas y pueden llegar a comunidades que hoy no tienen acceso a la red".

Impactos visibles y resistencias en América Latina

Los conflictos sociales y ambientales vinculados al gas fósil no son abstractos ni lejanos. En Argentina, la explotación en Vaca Muerta ha generado protestas y daños ambientales; en México, el polémico gasoducto Saguaro afecta ecosistemas marinos y comunidades locales; y en Ecuador, la quema de gas asociado a la extracción petrolera contamina el aire y deteriora la salud de pueblos indígenas. Estos casos fueron expuestos con detalle durante la COP30, evidenciando que el gas no es un puente, sino un callejón sin salida.

La sociedad civil no se quedó en la denuncia. El sábado 16 de noviembre, cientos de activistas, artistas y líderes comunitarios participaron en la Marcha Global por el Clima y un simbólico Funeral de los Combustibles Fósiles, transformando la protesta en arte y esperanza. Ana Toni, directora ejecutiva de la COP30, subrayó: "Reducir las emisiones de metano en el sector de los combustibles fósiles es esencial para disminuir el ritmo y la magnitud del calentamiento global".

Contradicciones y desafíos para Chile

Chile, como país que se encuentra en plena discusión sobre su matriz energética y su compromiso con la neutralidad carbono, enfrenta una encrucijada similar. Mientras la región planifica nuevas terminales y plantas de generación eléctrica a gas, que podrían operar durante décadas, el compromiso internacional con el Acuerdo de París exige una reducción drástica de todos los combustibles fósiles.

El informe presentado por Urgewald y aliados regionales reveló que más de 54.000 megavatios de capacidad eléctrica a gas están proyectados en América Latina, con Brasil y México a la cabeza. Chile, con su ambición de liderar la transición energética, debe evaluar si seguirá el camino de la expansión del gas o si apostará decididamente por energías renovables y tecnologías limpias.

Voces encontradas y perspectivas políticas

En el debate político, las posiciones se mantienen divididas. Algunos sectores económicos y políticos defienden el gas como una forma de asegurar la estabilidad del suministro eléctrico y la competitividad industrial. Otros advierten que continuar financiando infraestructura fósil es hipotecar el futuro y desaprovechar la oportunidad de posicionar a Chile como un líder en energías limpias en la región.

Un representante del Ministerio de Energía señaló: "El desafío es balancear la seguridad energética con la urgencia climática, pero la evidencia apunta a que el gas no debe ser parte de la solución a largo plazo".

Constataciones finales

La COP30 dejó claro que el gas fósil no es una transición, sino un retraso. La ciencia, las comunidades afectadas y la sociedad civil demandan un cambio radical en las políticas energéticas, que deje atrás la dependencia de combustibles que dañan el clima y la salud.

Chile, en este escenario, tiene la posibilidad de marcar un rumbo diferente, alineado con los compromisos internacionales y las demandas sociales. La oportunidad está sobre la mesa, pero el tiempo para decidir se agota. Continuar apostando por el gas significa no solo un riesgo climático, sino también social y económico.

La COP30 no fue solo una conferencia más: fue un llamado urgente a replantear el futuro energético de América Latina y el mundo, y a reconocer que la verdadera transición pasa por abandonar los combustibles fósiles, no por maquillarlos como "naturales" o "de transición".