
Una guerra invisible que golpea a Chile desde lejos
A mediados de 2025, el Banco Central publicó un informe clave que cuantifica el impacto de la prolongada guerra comercial global en la economía chilena. La cifra no es menor: una reducción acumulada del PIB de 0,2 puntos porcentuales entre 2025 y 2027, acompañada por una caída en la inflación estimada en 0,3 puntos porcentuales para el mismo período.
Pero estos números esconden una compleja trama de intereses, tensiones y adaptaciones que han ido tejiéndose desde la irrupción del conflicto comercial entre las grandes potencias.
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Desde la mirada del sector exportador, el golpe es palpable. La demanda externa de los socios comerciales clave de Chile se ha enfriado, afectando directamente las ventas al extranjero. Según el Banco Central, una caída del 1% en el crecimiento de estos socios se traduce en una baja de 0,9% en las exportaciones chilenas.
“La guerra comercial no solo bloquea mercados, sino que reduce la confianza y la inversión en el mediano plazo”, señala un analista independiente consultado para este reportaje.
Por otro lado, el consumidor chileno experimenta efectos menos evidentes pero significativos. La inflación local ha mostrado una ligera baja, en parte por la mayor oferta global que ha abaratado ciertos insumos y bienes importados. Sin embargo, esta dinámica no se traduce en un alivio general, pues sectores sensibles como la agricultura y la manufactura enfrentan presiones por el encarecimiento de insumos y la volatilidad cambiaria.
En las regiones exportadoras, la preocupación es creciente. Gobernadores y líderes locales advierten sobre la necesidad urgente de diversificar la matriz productiva para no depender exclusivamente de mercados externos cada vez más inestables.
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El gobierno ha intentado mostrar una postura equilibrada, enfatizando las medidas de mitigación y la apuesta por la innovación tecnológica para contrarrestar el impacto. Sin embargo, la oposición critica la falta de políticas estructurales que aborden la vulnerabilidad chilena a choques externos.
“No basta con parches, necesitamos una reforma profunda que fortalezca la economía interna y reduzca la dependencia de la exportación tradicional”, afirmó un parlamentario opositor en una reciente sesión.
En el mundo empresarial, la reacción es mixta. Mientras algunas grandes firmas exportadoras ajustan sus estrategias y buscan nuevos mercados, las pequeñas y medianas empresas enfrentan dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones, evidenciando una brecha que podría ampliarse en el futuro.
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Lo que queda claro, tras meses de análisis y confrontación de datos, es que la guerra comercial global ha trascendido el simple choque arancelario para convertirse en un factor estructural que condiciona la economía chilena.
La reducción en el crecimiento del PIB y la alteración en la inflación no son solo cifras: son señales de una economía que debe repensar su modelo de inserción internacional y fortalecer sus bases internas.
El desafío para Chile es mayúsculo: encontrar un equilibrio entre la apertura al mundo y la resiliencia local; entre la globalización y la protección estratégica.
Este episodio, lejos de ser un simple capítulo más en la historia económica, se presenta como una oportunidad para reflexionar con profundidad sobre el futuro económico, social y político del país.
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Fuentes consultadas: Banco Central de Chile (Informe Ipom junio 2025), análisis de expertos económicos independientes, declaraciones oficiales del gobierno y parlamentarios, reportes regionales.
2025-11-13