
En un escenario que dista mucho del turismo pre-pandemia y de las urgencias informativas del ciclo 24/7, la mirada pausada revela cómo los destinos turísticos en Chile y la región han evolucionado durante 2025, mostrando un mapa dinámico y complejo que invita a la reflexión más allá del simple dato de llegada de visitantes.Según datos oficiales y análisis de agencias de viajes, el turismo nacional e internacional ha experimentado un crecimiento sostenido, con un aumento de entre 10% y 20% en las reservas respecto a 2024, especialmente hacia destinos emergentes y experiencias más personalizadas.
Los destinos clásicos como San Pedro de Atacama, Valle del Elqui, Puerto Varas y la Patagonia siguen siendo imanes para turistas nacionales y extranjeros, gracias a su riqueza natural y cultural. Sin embargo, la demanda se ha diversificado notablemente. Lugares como Navidad, con su playa Matanzas y oferta para surfistas; la Patagonia Verde y el Parque Pumalín; el Valle de Colchagua con su ruta del vino; y el Valle del Itata, reconocido por sus vinos patrimoniales, han ganado protagonismo.Entre 2019 y 2023, estos destinos emergentes han visto un crecimiento de visitantes que oscila entre 31% y 49%, según Fedetur. Esta tendencia responde a estrategias de marketing innovadoras y a una mayor búsqueda de experiencias auténticas y menos masificadas.
Chile se consolida como uno de los principales destinos mundiales para la observación astronómica. Regiones como Atacama, el Valle del Elqui y zonas de Uruguay y Argentina han potenciado el astroturismo, ofreciendo actividades que combinan ciencia, cultura y naturaleza. La demanda de tours guiados y experiencias de astrofotografía ha aumentado especialmente en la temporada invernal, cuando los cielos despejados y las noches largas favorecen la observación.
El turismo nacional también ha cobrado fuerza, con un aumento en la valoración de la hospitalidad y la calidez local. Plataformas como Airbnb destacan que un 90% de los anfitriones chilenos alcanzaron la máxima calificación durante 2024, lo que alienta a los viajeros a explorar destinos menos conocidos y a vivir experiencias más cercanas y auténticas.
El incremento del turismo trae consigo beneficios económicos evidentes, pero también tensiones y desafíos. La presión sobre ecosistemas sensibles, la necesidad de infraestructura adecuada y la gestión del turismo sostenible son temas que han cobrado relevancia. Comunidades locales y autoridades debaten sobre cómo equilibrar la apertura turística con la conservación ambiental y la calidad de vida.
La facilidad para viajar también ha mejorado. Los ciudadanos chilenos pueden ingresar a ocho países sudamericanos solo con su cédula de identidad, sin necesidad de pasaporte, facilitando el turismo regional. Además, las aerolíneas reportan un aumento histórico en la venta de pasajes, con destinos internacionales preferidos que incluyen Brasil, Argentina, Estados Unidos y nuevos lugares como Sudáfrica y destinos premium como Maldivas o Aspen.
El turismo en Chile y la región en 2025 no es solo un fenómeno cuantitativo, sino un entramado complejo que refleja cambios culturales, económicos y ambientales. Los viajeros buscan cada vez más experiencias significativas, mientras las comunidades y gestores turísticos enfrentan el reto de un desarrollo equilibrado.
Este panorama invita a repensar el turismo no solo como industria, sino como un espacio de encuentro entre personas, paisajes y culturas, en el que la sostenibilidad y la autenticidad se vuelven imperativos para un futuro viable y enriquecedor.
2025-06-09