El retrato de Trump que rompe con la tradición presidencial: una imagen que polariza y redefine el poder

El retrato de Trump que rompe con la tradición presidencial: una imagen que polariza y redefine el poder
Internacional
Estados Unidos
2025-11-26
Fuentes
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- Ausencia de símbolos patrios: la bandera desaparece del fondo, un giro inédito desde Nixon.

- Expresión severa y sombra: un rostro sin sonrisa, que recuerda a su foto policial.

- Debate político y cultural: ¿reflejo de fuerza o de división en tiempos convulsos?

Un cambio que no pasa desapercibido. El 9 de junio de 2025, la Casa Blanca presentó el nuevo retrato oficial de Donald Trump, ahora en su segundo mandato. La imagen, que reemplaza a la anterior de enero, marca una ruptura con más de medio siglo de tradición presidencial estadounidense. La bandera nacional, siempre presente desde Gerald Ford en 1974, desaparece del fondo, dejando un espacio oscuro y neutro. Este detalle, por sí solo, alimenta un debate sobre el significado simbólico de la imagen y el mensaje que quiere transmitir el mandatario.

Un líder sin sonrisa ni banderas. La fotografía muestra a Trump con una corbata roja, en primer plano, con una expresión severa y una iluminación que proyecta sombras parciales sobre su rostro. Su mejilla, oreja y hombro derecho se ocultan en la penumbra, contrastando con la luz que destaca un pin de la bandera estadounidense en su solapa. Esta composición visual evoca, para algunos, la estética de su icónica foto policial de 2023, tomada tras su imputación por cargos de crimen organizado. “El presidente es la persona más conocida del planeta y este nuevo retrato refleja el optimismo y la determinación de Estados Unidos, especialmente después de cuatro años desastrosos de la administración Biden”, afirmó un funcionario de la Casa Blanca a CNN.

Perspectivas encontradas: fuerza, división y simbolismo. El retrato ha polarizado opiniones. Desde el ala conservadora, se valora como una imagen de liderazgo fuerte y decidido, que rompe con la tradición complaciente y busca proyectar autoridad en tiempos de incertidumbre. En cambio, críticos y sectores progresistas interpretan la ausencia de símbolos patrios y la expresión grave como un signo de aislamiento y de una presidencia marcada por la confrontación.

En el espectro político, la imagen se convierte en un espejo de la fractura social estadounidense. Para algunos analistas, el retrato es una declaración visual de un estilo presidencial que privilegia la dureza y el realismo crudo frente a la tradición amable y conciliadora. Otros advierten que esta ruptura estética puede profundizar la división y erosionar la imagen de unidad nacional que un presidente debería encarnar.

El contexto histórico y las consecuencias visibles. Desde Richard Nixon en 1969, ningún presidente había optado por un fondo sin símbolos patrios, y la sonrisa ha sido un elemento constante para transmitir cercanía y confianza. La elección de Trump, en este sentido, remite a un momento de crisis y redefinición del liderazgo en Estados Unidos.Este retrato ya cuelga en edificios federales y puntos de entrada al país, convirtiéndose en la nueva cara oficial del poder estadounidense.

La historia juzgará si esta imagen será recordada como un símbolo de fortaleza renovada o como un signo de la polarización y el desencuentro que atraviesan hoy los Estados Unidos. Por ahora, el rostro severo y la sombra que lo envuelve condensan un tiempo convulso, donde la tradición presidencial se enfrenta a un desafío visual y político sin precedentes.