
Belén Morales, tiktoker y exprofesora de español en Estados Unidos, encendió un debate nacional al revelar por qué decidió regresar a Chile tras tres años viviendo en el extranjero. En junio de 2025, su video viral acumuló más de un millón de visitas, en el que explicó que, pese a ganar más dinero en Estados Unidos, eligió volver para ofrecer a su hijo una vida con acceso a servicios básicos gratuitos y sin la constante preocupación por seguros y costos asociados.
Morales señaló que "ganaba más, pero no lo veo como un lugar para criar a mi hijo". Este contraste revela un dilema que muchos chilenos enfrentan: el atractivo económico de emigrar versus las condiciones sociales que definen la calidad de vida. Para ella, la educación gratuita y la salud pública son valores irrenunciables, mencionando que prefería un jardín infantil sin costo y atención médica sin copagos, algo que en EE.UU. no encontró accesible.
Desde la perspectiva social, muchos padres y madres en Chile han manifestado empatía con Morales, reconociendo las dificultades para conciliar trabajo, ingresos y bienestar familiar. Sin embargo, algunos sectores económicos y políticos han cuestionado esta visión, argumentando que el sistema chileno aún enfrenta desafíos estructurales en salud y educación pública, y que la emigración responde también a la búsqueda de mejores oportunidades y seguridad económica.
En el ámbito político, la derecha ha puesto énfasis en la necesidad de fortalecer el mercado laboral y generar empleos mejor remunerados, mientras que la izquierda ha valorado la reflexión de Morales como un llamado a reforzar y ampliar los servicios públicos para frenar la fuga de talentos y familias.
Este episodio no solo es un caso individual, sino que refleja una tendencia creciente: el retorno de migrantes que valoran la calidad de vida por sobre el ingreso económico directo. En regiones del país, donde la oferta educativa y sanitaria es más limitada, este fenómeno abre interrogantes sobre cómo mejorar las condiciones para que las familias no solo regresen, sino que puedan prosperar.
El caso de Belén Morales confirma que la migración no es solo un fenómeno económico, sino profundamente social y cultural. La elección de dónde criar a los hijos implica sopesar factores que van más allá del sueldo: acceso a educación, salud, seguridad y calidad ambiental. Además, pone en evidencia las brechas y desafíos que persisten en Chile para ofrecer un sistema público robusto y confiable.
Este debate invita a repensar políticas públicas que integren el bienestar familiar como eje central y a reconocer que el desarrollo económico debe ir acompañado de garantías sociales que permitan a las personas vivir con tranquilidad y dignidad.
En definitiva, la historia de Morales es un llamado a mirar con más profundidad las decisiones migratorias y sus motivaciones, entendiendo que el dinero no siempre es suficiente para definir la felicidad o el bienestar de las familias chilenas.