Primarias 2025: Un pulso que revela más que candidaturas

Primarias 2025: Un pulso que revela más que candidaturas
Actualidad
Elecciones
2025-11-26
Fuentes
elpais.com cooperativa.cl cooperativa.cl cooperativa.cl cooperativa.cl www.latercera.com www.latercera.com ellibero.cl www.latercera.com www.latercera.com cooperativa.cl www.infobae.com www.df.cl ellibero.cl

- Polarización política en su máxima expresión.

- Movilización ciudadana inesperada y desigual.

- Dilemas democráticos que trascienden el calendario electoral.

El 29 de junio de 2025 marcó un hito en el calendario político chileno con la realización de las elecciones primarias para definir al candidato del oficialismo de cara a la presidencial de noviembre. Más allá de la simple elección de un nombre, este proceso ha desnudado tensiones profundas y desafíos democráticos que aún reverberan en el escenario nacional.Las primarias se realizaron con una participación que superó las expectativas iniciales, alcanzando un 40% del padrón habilitado, un incremento notable respecto a procesos anteriores. Sin embargo, esta cifra no es homogénea: mientras en regiones urbanas y centros políticos tradicionales la concurrencia fue alta, en zonas rurales y sectores periféricos la participación fue mucho más baja, evidenciando brechas sociales y territoriales que alimentan el debate sobre la representatividad.

Desde la izquierda, sectores progresistas valoraron la primaria como una oportunidad para consolidar un proyecto político renovado, aunque reconocen que la fragmentación interna y las diferencias programáticas quedaron expuestas. “Este proceso nos obliga a repensar cómo construimos unidad sin diluir nuestras convicciones”, señaló una dirigente del Frente Amplio.

En contraste, la derecha tradicional criticó la dinámica oficialista, apuntando a que la dispersión de candidaturas y la falta de acuerdos previos debilitaron la opción de gobierno. “La primaria mostró la falta de liderazgo claro y la incapacidad de aglutinar a las fuerzas moderadas”, comentó un analista cercano a partidos conservadores.

Desde la sociedad civil, la primaria fue vista con escepticismo y esperanza a la vez. Por un lado, la movilización ciudadana evidenció un interés renovado por la política; por otro, la persistencia de desconfianza hacia los partidos tradicionales y la preocupación por la influencia de intereses económicos en la política quedaron a la vista.

En términos legales y técnicos, el proceso fue evaluado como transparente y bien organizado, aunque algunos expertos señalaron la necesidad de mejorar la educación electoral y el acceso a la información para evitar la exclusión de votantes potenciales. El Servicio Electoral (Servel) destacó que la implementación de nuevas tecnologías permitió agilizar el conteo y fiscalización, pero reconoció desafíos en la cobertura territorial.

Esta primaria no solo definió un candidato oficialista, sino que también dejó en evidencia las tensiones que atraviesan el sistema político chileno: la tensión entre unidad y diversidad, la desigualdad territorial y social en la participación política, y la necesidad de fortalecer mecanismos que garanticen una democracia más inclusiva y representativa.

En definitiva, el pulso electoral del 29 de junio es un espejo donde se reflejan las contradicciones y esperanzas de una ciudadanía que, aunque fragmentada, busca formas nuevas de participación y representación. Las consecuencias de esta primaria se proyectan más allá del calendario electoral, invitando a un debate profundo sobre el futuro de la democracia chilena. Los resultados electorales de noviembre y la reacción de los partidos serán el próximo capítulo de esta historia en construcción.