El resurgimiento de la delación en Rusia: un eco soviético que redefine la disidencia

El resurgimiento de la delación en Rusia: un eco soviético que redefine la disidencia
Internacional
Europa
2025-11-26
Fuentes
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- Delaciones masivas como herramienta de control social.

- Represión judicial basada en denuncias ciudadanas.

- Memoria histórica y genética que alimentan el miedo y la vigilancia mutua.

Desde el estallido de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, la práctica de la delación ha experimentado un resurgimiento sin precedentes en Rusia. Este fenómeno, que hunde sus raíces en la era soviética, ha vuelto a convertirse en un instrumento clave para el Kremlin en su cruzada contra la disidencia y las críticas internas.

Una tradición con heridas abiertas

La delación no es un invento contemporáneo. Durante el régimen de Stalin, se institucionalizó como un mecanismo de control social que llevó a la persecución, encarcelamiento y muerte de millones. Historias como la del joven Pavlik Morozov, exaltado por denunciar a su propio padre, sirvieron para fomentar la vigilancia mutua y la desconfianza entre vecinos, amigos y familiares. Aunque muchos casos fueron fabricados o manipulados por la propaganda, el legado de esa época dejó una impronta profunda en la sociedad rusa.

La guerra como excusa y catalizador

Con la invasión a Ucrania, el Kremlin ha promovido explícitamente estas prácticas. Vladimir Putin llamó a la sociedad a una "auto desintoxicación" mediante la denuncia de "traidores" y disidentes, mientras reformaba leyes para castigar con hasta 15 años de cárcel a quienes difundan "información falsa" o desacrediten al ejército.

Desde entonces, miles han sido detenidos, procesados o multados gracias a denuncias ciudadanas. Casos emblemáticos como el de la pediatra Nadezhda Buyanova, condenada por una denuncia de una madre, ilustran cómo la delación se ha convertido en un arma letal para silenciar voces críticas.

Voces enfrentadas: miedo, patriotismo y represión

Desde el gobierno, la narrativa oficial justifica estas medidas como defensa de los valores y la seguridad nacional. El exsoldado Valentin Botsvin defendió sus denuncias alegando que se trata de una "batalla por los valores humanos". En contraposición, artistas, activistas y ciudadanos expresan temor y angustia. La artista Alisa Gorshenina, quien fue detenida tras ser denunciada, relata un clima de vigilancia constante y la pérdida de espacios para la expresión cultural.

Las encuestas reflejan esta división: un 24% de los rusos estaría dispuesto a denunciar opiniones contrarias a la guerra, mientras que otro sector sufre la represión sin poder alzar la voz. Esta disonancia social revela un país atrapado entre el miedo y el nacionalismo exacerbado.

Más allá de Rusia: lecciones para el mundo

Este resurgimiento no es solo un fenómeno ruso, sino un recordatorio sobre cómo los regímenes autoritarios pueden reciclar viejas prácticas para perpetuarse. La delación, lejos de ser solo una reliquia histórica, se ha adaptado a las nuevas tecnologías y contextos, multiplicando su alcance y efectos.

Constataciones finales

La delación en Rusia hoy es una herramienta oficial y social para contener la disidencia, alimentada por un pasado traumático y una presente crisis bélica. La fragmentación social, el miedo y la desconfianza emergen como consecuencias palpables. Sin embargo, la resistencia cultural y las voces críticas, aunque perseguidas, persisten, evidenciando que la lucha por la libertad de expresión y el pensamiento crítico continúa siendo una batalla abierta.

Esta historia invita a reflexionar sobre los riesgos de la vigilancia social y la importancia de proteger los derechos civiles en cualquier sociedad, recordándonos que la memoria histórica debe servir para no repetir tragedias, sino para construir futuros más libres.