
Un fenómeno esperado, pero con consecuencias que aún dividen a Chile. Desde junio de 2025, la zona central del país ha experimentado un retorno significativo de precipitaciones después de meses marcados por una sequía que tensionó a comunidades, agricultores y autoridades. Las lluvias comenzaron a manifestarse con fuerza en la primera quincena de junio, según los modelos ECMWF y GFS, que anticiparon un sistema frontal que recorrió desde la Patagonia hasta el norte chico.
Este regreso del agua no solo alivió la escasez hídrica, sino que también encendió un debate que se ha ido profundizando en los últimos meses, revelando las múltiples aristas de un problema que trasciende el clima.
“Este evento nos dio un respiro necesario, pero no soluciona la crisis estructural del agua en Chile,” señala la académica en recursos hídricos, María Fernanda Soto. Su mirada es compartida por organizaciones ambientalistas que advierten que las lluvias, si bien bienvenidas, no deben distraer de la urgente necesidad de políticas de gestión sostenible.
En contraparte, representantes del sector agrícola, como el presidente de la Asociación Nacional de Productores, Juan Pablo Rojas, celebran la recuperación parcial de los niveles de agua: “Sin estas lluvias, muchas cosechas habrían fracasado. Pero aún queda mucho por hacer para asegurar la continuidad de nuestros cultivos.”
Desde el mundo político, la discusión se ha polarizado. Algunos sectores de oposición denuncian la falta de inversión y planificación del gobierno en materia hídrica, mientras que miembros del oficialismo destacan la implementación de planes de emergencia y nuevas infraestructuras para aprovechar mejor el recurso.
El retorno de las lluvias ha tenido efectos inmediatos: mejoró la recarga de acuíferos y redujo la presión sobre embalses clave en la zona central. Sin embargo, también trajo complicaciones, como deslizamientos en zonas vulnerables y dificultades para comunidades rurales que no cuentan con sistemas adecuados para manejar estas fluctuaciones climáticas.
Expertos en cambio climático advierten que estos eventos extremos —sequías prolongadas seguidas de lluvias intensas— serán cada vez más frecuentes. “Chile debe prepararse para un clima más volátil, con estrategias que integren ciencia, tecnología y participación comunitaria,” enfatiza el climatólogo Rodrigo Valenzuela.
La llegada de las lluvias a la zona central en junio de 2025 es un fenómeno que, más allá de su valor inmediato, desnuda las tensiones y desafíos que enfrentan las políticas públicas y la sociedad chilena en torno al agua. No se trata solo de esperar el próximo frente frío, sino de construir una gestión que contemple la complejidad ambiental, social y económica del país.
Este episodio confirma que la solución no es única ni simple: requiere diálogo entre actores diversos, inversión en infraestructura resiliente y un compromiso real con la sustentabilidad a largo plazo. En definitiva, las lluvias trajeron un respiro, pero también un llamado urgente a la acción.
2025-10-24
2025-09-02